El régimen del servicio civil: la relación de servicio
In: Colección Docencia no. 23
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In: Colección Docencia no. 23
In: http://hdl.handle.net/10438/25835
Esta entrevista se realizó como parte del proyecto "¿Pax Brasiliana? Un Estudio de la Actuación Brasileña en las Crisis Constitucionales y Políticas en América Latina (1990-2015)", desarrollado por el Dr. Oliver Stuenkel y financiado por FAPESP y CNPq. El objetivo de este proyecto es proporcionar datos para la comprensión no solo de las varias crisis políticas e institucionales que han ocurrido en América Latina desde 1990, sino también del papel de la agencia brasileña en cada una de ellas, a través de entrevistas con los principales actores del proceso y el análisis de la historia oral. La selección del entrevistado aquí se debe a su papel como ministro de Defensa durante la crisis democrática que culminó en la destitución del presidente hondureño Manuel Zelaya en un golpe de Estado en 2009. ; FAPESP ; CNPq
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World Affairs Online
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El proceso electoral que concluyó con la celebración de las elecciones generales el domingo 24 de noviembre del año 2013, fue un proceso especial y de gran significado en la historia de la transición política hacia la democracia en la sociedad hondureña. A lo largo de esta transición, a veces tan errática y difícil como incierta y prolongada, los hondureños hemos ido a las urnas en una decena de veces para escoger a nuestros gobernantes. Pero nunca antes el torneo electoral había sido tan abierto y plural, así como tan reñido y polarizado ideológicamente, como lo ha sido en esta ocasión. Marcadas por la impronta del reciente golpe de Estado perpetrado el 28 de junio del año 2009, las elecciones de 2013 se llevaron a cabo en medio de un clima de mucha expectación ciudadana y grandes posibilidades de llevar a cabo cambios políticos importantes en la vida de la nación. Nunca antes el status quo había sido tan cuestionado y puesto en duda como en el proceso electoral del año 2013.
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El 28 de junio del año 2009, día en que fue roto el orden constitucional de Honduras por la vía ilegal de un golpe de Estado, se rompió algo más que un esquema legal e institucional. Se destruyó el precario equilibrio tradicional que durante decenas de años había caracterizado al escenario político nacional. Ese equilibrio, basado esencialmente en un sistema bipartidista tan antiguo como funcional, garantizaba niveles aceptables de gobernabilidad política y permitía, de alguna manera, que siguiera avanzando un proceso de transición política, desde el autoritarismo militar hacia la democracia civil, que había comenzado en los inicios de los años ochentas del siglo pasado.
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