En este artículo se defiende la necesidad de que el actor de la ciencia, el científico, disponga de suficiente formación filosófica como para analizar críticamente el alcance de su propia actividad especializada, análisis que debiera empezar por entender qué es eso a lo que llamamos ciencia. Se ejemplifica la necesidad de tal formación recurriendo a la biología sintética. Se muestran los peligros que se corren de la derivación hacia campos no científicos si el científico está imbuido de una ciencia fáustica orientada a la obtención del producto –el ente biológico sintético– disminuyendo veladamente el interés por estudiar el mismo desde la óptica de la ciencia prometeica, aquella que se aproxima progresivamente a la comprensión de los entes vivos.
La biología de sistemas y la biología sintética pueden ser consideradas como ejemplos de tecnociencias emergentes. Están esencialmente marcadas por promesas de futuro y por visiones, por una cierta lógica y uso de términos, por determinadas formas de organización social, por la integración en un régimen específico de fomento e innovación, así como por una matriz característica de orientaciones para la praxis de investigación. Esta constitución específica de la biología de sistemas y de la biología sintética tiene, por su parte, consecuencias fundamentales para la práctica científica, su análisis y su gobierno.
Este trabajo se plantea tres cuestiones dirigidas a mejorar las propuestas sobre la gobernanza y regulación de la biología sintética. En primer lugar, se refieren algunos de los hitos científicos que han jalonado su desarrollo y el modo en que han influido en los debates ciudadanos sobre ella. En segundo lugar, se trata del marco jurídico internacional, con el fin de indagar en los principios sobre los que se sustenta y debería sustentarse. Por último, se revisan críticamente los informes acerca de los aspectos éticos y sociales de la BIOSIN, publicados por organizaciones gubernamentales y no gubernamentales en los últimos diez años.
Este TFM revisa la Biología sintética, la aparición del "Biohacking", y el emergente movimiento "hágalo usted mismo" (DIYbio), así como la relación entre éstas. La biología sintética (BS) es una disciplina que combina conceptos de biología e ingeniería, y que ha experimentado un rápido crecimiento en investigación, innovación e interés político en los últimos años. Ésta se basa en la utilización de principios de ingeniería para diseñar nuevos sistemas, organismos o dispositivos, así como en el rediseño de los sistemas biológicos naturales existentes, con el fin de crear algo útil y que no se dé de forma natural. Sus capacidad para diseñar y rediseñar componentes y sistemas biológicos puede dar lugar a grandes avances en los campos de la salud, alimentación, agricultura y medio ambiente, pudiendo incluso impulsar una transformación industrial. No obstante, ésta plantea el "dilema del doble uso", así como diversos problemas éticos y legales. El software libre sentó las bases de la cultura abierta, de una nueva ideología, un modo de 1 trabajo que se extendió más allá de la informática, y que llegó hasta la BS, dando lugar al Biohacking (BH). Analizaré la influencia del movimiento hacker en la BS, y presentaré a esta nueva comunidad, quiénes son, en qué creen y qué hacen, para continuar con el derivado del BH "hágalo usted mismo" (DIYbio) y su interés en democratizar la ciencia. Los biohackers abogan por una ciencia libre, de acceso abierto a todos, por compartir los resultados de sus experimentos, con el objetivo de ampliar las capacidades del ser humano, tanto físicas como mentales. Dentro de este grupo encontramos el movimiento DIYbio, cuyo principal interés (lejos de la auto-mejora) es democratizar la ciencia, hacerla accesible, disponible para todos, más allá de las instituciones académicas e industriales tradicionales. Estas nuevas disciplinas introducen además todo un rango de cuestiones, tanto éticas como legales, que también veremos.
La biología sintética es una ciencia y tecnología emergente, o mejor, una tecnociencia, que converge con otras como la nanotecnología, las tecnologías de la información y de la comunicación, la robótica, la inteligencia artificial o la neurociencia. Todas ellas poseen rasgos comunes que apuntan a unas repercusiones sociales y ambientales de lo más preocupantes. Con sus ambiciosos fines de control de la complejidad, rediseño y creación de nuevas entidades vivientes, la biología sintética ejemplifica a la perfección una nueva realidad bioeconómica, que exige ampliar el foco de la discusión más allá de los limitados análisis comparativos de riesgos y beneficios, para encarar las incertidumbres, reasignar responsabilidades y plantear a fondo una evaluación social de todo lo que está en juego.
La biología sintética encierra un enorme potencial transformador de los organismos vivos, incluyendo en un futuro quizás no muy lejano la transformación del propio genoma humano. Son claras las conexiones que pueden establecerse entre este enorme potencial transformador y las pretensiones de los partidarios del biomejoramiento humano. La construcción de genomas completamente sintéticos puede cambiar de forma definitiva e irreversible aspectos fundamentales de la vida humana, quizás hasta el punto de dar lugar a un organismo que difiera de nuestra especie como ahora nosotros podemos diferir de los grandes simios. En este artículo se discuten los principales pros y contras que ha suscitado este debate, señalando algunos de los presupuestos más problemáticos de las propuestas recientes sobre el biomejoramiento humano.
RESUMENEl intento de sentar las bases para convertir la biología en objeto de ingeniería es hoy una prioridad en la agenda de investigación científica. La bio-ingeniería permitiría fabricar y obtener lo que queramos a partir de la materia viviente, abriendo nuevos potenciales de expansión para la incipiente bioeconomía. El presente artículo aspira a discutir los retos éticos, filosóficos y políticos de la biología sintética, atendiendo tanto a su comprensión implícita de la vida como a sus posibles consecuencias para la relación entre ciencia, bioeconomía y sociedad.PALABRAS CLAVEÉTICA DE LA BIOLOGÍA SINTÉTICA; BIOINGENIERÍA; VIDA; TECNO-CIENCIA Y SOCIEDADABSTRACTThe attempt to render biology a matter of engineering has been settled as one of the priorities in the scientific research agenda. Bio-engineering is supposed to allow us to manufacture and obtain anything we wish from living material, opening new expansion potentials for the emerging bioeconomy. This papers aims at discussing the ethical, philosophical and political challenges of synthetic biology, focusing both on its implicit understanding of the living as well as on its possible consequences for the relations between science, bioeconomy and society.KEYWORDSETHICS OF SYNTHETIC BIOLOGY; BIO-ENGINEERING; LIFE; TECHNO-SCIENCE AND SOCIETY
Se puede pensar en la biología sintética como un factor de cambio que juega un papel central en la convergencia NBIC, o BINC, contemporánea. Es decir, la convergencia de las nanociencias, las biociencias, las ciencias de la información y las ciencias cognitivas. Aunque la mayoría de los biólogos sintéticos aún no se han dado cuenta, su campo apela a nuestra imaginación al marcarse metas que hasta ahora se asociaban con la ciencia premoderna de la alquimia. En este artículo se desarrollaran algunas características de la biología sintética, así como el impacto de ésta en la noción tradicional de propiedad intelectual y en las categorías ontológicas, por un lado, del descubrimiento científico y, por otro, de la ingeniería. Es decir, la distinción entre lo natural y lo artificial, lo que crece y lo fabricado.
Los pretendidos efectos positivos del actual sistema de patentes en la investigación biotecnológica han sido ampliamente cuestionados. En el marco de esta crítica, se discute aquí uno de los cimientos del modelo. La tesis de la indispensabilidad de las patentes es examinada a través de tres de sus presupuestos: el acceso a la información, el acceso y uso de las invenciones y el incremento de la creatividad y de la investigación que se suponen garantizados a través de las biopatentes. Aplicado a la biología sintética, este enfoque revela que, junto a nuevas técnicas y prometedores productos potenciales, esta disciplina brinda igualmente muestra de tal problemática. Sin embargo, ofrece también una nueva visión de la propiedad industrial y de sus efectos en la investigación, basada en una concepción diferente del commons y de sus relaciones con la propiedad privada sobre los bienes inmateriales en la economía del conocimiento.
Este artículo aborda críticamente 1) los aspectos especificamente tecnocientíficos de la biología sintética, 2) la función de las promesas biotécnicas y biopolíticas de perfectibilidad de la «vida en sí»1, y 3) el problemático concepto de «biología digital». La biología sintética rechaza la idea de una naturaleza dada: la «vida en sí» se define como un ámbito de potencialidades, con materiales adaptables y estructuras flexibles que pueden utilizarse para rediseñar y «perfeccionar» la naturaleza. Los bioingenieros dicen crear organismos vivos desde cero, utilizando componentes genéticamente estandarizados y diseños informáticos: estas «máquinas vivas», que no existen en la naturaleza, están supuestamente al servicio de fines humanos. Yendo más allá del actual (y limitado) estado de las investigaciones, algunas voces dentro de la biología sintética hacen declaraciones osadas sobre escenarios socio-técnicos, objetos imaginarios y experimentos biotecnológicos para el futuro. Éstos no se desarrollarían tras las puertas de los laboratorios, sino más bien en el seno de la sociedad. Con sus visiones, los biólogos sintéticos se están transformando en los ingenieros de las sociedades del futuro. La biología sintética, por tanto, promueve una «biotecnologización del futuro colectivo», además de formar parte de una «economía de la promesa» tecnocientífica que aspira a colonizar el futuro -lo que nos obliga a repensar la cuestión foucaultiana de la biopolítica. Para la promesa de una «biología digital», lanzada por la biología sintética, es vital la existencia de imaginarios centrados en el código, biocibernéticos e incluso transhumanistas. Éstos impulsan perspectivas que entienden la «vida y la naturaleza» como un ámbito de riquezas potenciales, incluso ilimitadas, que pueden programarse y producirse mediante procedimientos informáticos: «escribir» el código de la vida.
The dizzying scientific advances in the field of biology and biotechnology, which we are collectivelly refer to as synthetic biology, have defined new frontiers of knowledge. The latest stage in this process has been the rapid mastery of genome editing techniques, mainly CRISPR/Cas9 tools and systems. This study, from the perspective of international law, deals, on the one hand, with the implications of synthetic biology on human health, thus covering the bioethics and human rights perspective in relation to gene research and gene therapy; and, on the other hand, with the responses of international law to the challenges that gene editing and the development of modified gene drives present for biodiversity. In both dimensions, the weak existing international consensus and the profound interactions in a wide range of sectors of international law, with the presence of diverse international institutional mechanisms, are apparent, which is evidence of a multiple and complex normative crossroads.
En este artículo se ofrece una visión de la biología sintética alternativa a los planteamientos ingenieriles que marcan gran parte de la agenda de investigación del campo. Nuestro análisis se centra en enfoques, teóricos y experimentales, cuyo objetivo fundamental es la comprensión del fenómeno de la vida per se. Una revisión detallada de varios casos de implementación artificial, in vitro, de sistemas químicos 'auto-productivos' nos ayudará a reflexionar sobre el enorme reto que supone transformar una disciplina científica eminentemente descriptiva, como la biología, en un proyecto que incluya y potencie líneas de investigación basadas en la idea de síntesis o fabricación. El reto es mayúsculo debido al carácter intrínsecamente metabólico de los sistemas biológicos, lo cual hace que nuestro empeño en controlarlos o en construirlos de novo sea mucho más dificultoso, forzándonos a desarrollar plataformas de intervención/implementación a nivel molecular que no pongan en compromiso esa inherente dimensión autónoma de lo vivo.
La biología sintética mantiene una relación muy singular con la teoría evolutiva: por un lado, parte de una interpretación ingenieril de la evolución para fundar su aproximación al diseño de bioartefactos; por otro, la biología sintética aspira, en última instancia, a deshacerse de la evolución creando organismos de novo que se comporten de un modo predecible. Tras examinar las tres grandes propiedades que aparecen recurrentemente en la descripción sintética de los nuevos artefactos orgánicos (su caracterización como sistemas modulares, computables y producto del diseño), argumentaré que la biología sintética se erige sobre una concepción de los organismos y en particular de la relación de estos con su legado histórico que ha sido profundamente cuestionada por la biología evolucionista contemporánea.
El discurso sobre la biología sintética, altamente visionario y marcado por el enfoque de 'investigación e innovación responsable' (RRI) puede interpretarse como un terreno para confrontar perspectivas sobre el futuro de nuestras sociedades en su conjunto. En un momento en el que, con el final de la confrontación de sistemas entre capitalismo y socialismo, los debates sociales amplios sobre cuestiones políticas y socioeconómicas fundamentales se han vuelto infrecuentes, los discursos sobre las ciencias naturales y la tecnología parecen poder ayudar a tematizar estas cuestiones de manera indirecta. Esta función del discurso sobre la biología sintética puede clarificarse mediante una contextualización histórica del mismo, en la que se analizan aproximaciones anteriores sobre la relevancia social de la biología y sus aplicaciones tecnológicas.
La tentación con que seduce el utopismo tecnológico, desde los mismos orígenes de la Modernidad occidental –recordemos la isla de Bensalem de Francis Bacon en su New Atlantis–, es el completo dominio sobre la naturaleza (que incluiría la inmortalidad humana). Hoy, la mentalidad dominante en occidente –que tiende a convertirse en una cosmovisión universal– tiene mucho en común con las creencias de los antiguos gnósticos. Se piensa que la ciencia y la técnica pueden permitir a la mente humana escapar de las limitaciones que caracterizan su estado natural, liberándose del anclaje a la materia biológica y escapando de la condición humana. En definitiva, ser dioses –dioses pensados como Superingenieros Inmortales. hemos de resistir frente a esas ilusiones destructivas, lo cual significa: la racionalidad técnica tiene que realizar su propia crítica de la razón utópica (en el sentido de Franz Hinkelammert). Sin esta autocrítica será inviable un uso sensato de las técnicas y tecnologías, con su enorme potencial para la mejora de la condición humana, al tiempo que evitamos –si aún fuese posible– la deriva exterminista, nihilista y suicida de la civilización industrial.