China and Latin America: Development, Agency and Geopolitics: Chris Alden and Álvaro Méndez. Bloomsbury Academic, London, 2023. pp. 281. $30. ISBN 9781786992529
In: Asian affairs, Band 54, Heft 4, S. 833-834
ISSN: 1477-1500
25 Ergebnisse
Sortierung:
In: Asian affairs, Band 54, Heft 4, S. 833-834
ISSN: 1477-1500
In: Estudios internacionales: revista del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, Band 52, Heft 197, S. 9-37
ISSN: 0719-3769
En septiembre de 2020 se cerró en Japón un período de ocho años en los cuales gobernó el primer ministro Shinzo Abe. Uno de sus legados ha sido una política exterior activa y el reposicionamiento de Japón en el mundo. Un primer objetivo de este artículo es analizar lo que la diplomacia japonesa ha denominado el "retorno" de Japón a América Latina y el Caribe. Para ello se creó un índice de visitas gubernamentales que permite comparar por país y por año este aumento de la presencia japonesa. El segundo objetivo es analizar las posibles razones de esta revalorización de la región latinoamericana. Para ello se discuten varias hipótesis preexistentes, entre ellas una política exterior más internacionalista y determinantes económicos. En base a la literatura sobre cómo responden los países a los poderes crecientes, se plantea una tercera hipótesis que sostiene que el retorno se relaciona al aumento de la presencia de China en la región. El artículo sirve un objetivo doble, por un lado resume el debate de la literatura existente sobre las relaciones de Japón con América Latina, un tema olvidado por las Relaciones Internacionales en los últimos años, y por otro, ofrece datos nuevos que permiten observar el retorno de Japón a América Latina. A su vez, este artículo contribuye al debate sobre el rol de China en la región y sobre cómo responden los países al crecimiento de una potencia emergente.
In September 2020, an eight-year term of office ended in Japan, during which Prime Minister Shinzo Abe ruled. One of his legacies has been an active foreign policy and the repositioning of Japan in the world. A first objective of this article is to analyze what Japanese diplomacy has called the "return" of Japan to Latin America and the Caribbean. To this end, an index of government visits was created to compare this increased Japanese presence by country and by year. The second objective is to analyze the possible reasons for this revaluation of the Latin American region. To this end, several pre-existing hypotheses are discussed, including a more internationalist foreign policy and economic determinants. Based on the literature on how countries respond to growing powers, a third hypothesis is put forward that the return is related to the increased presence of China in the region. The article serves a double purpose, on the one hand it summarizes the debate in the existing literature on Japan's relations with Latin America, a topic forgotten by International Relations in recent years, and on the other hand, it offers new data that allows us to observe Japan's return to Latin America. In turn, this article contributes to the debate on China's role in the region and on how countries respond to the growth of an emerging power. ; En septiembre de 2020 se cerró en Japón un período de ocho años en los cuales gobernó el primer ministro Shinzo Abe. Uno de sus legados ha sido una política exterior activa y el reposicionamiento de Japón en el mundo. Un primer objetivo de este artículo es analizar lo que la diplomacia japonesa ha denominado el "retorno" de Japón a América Latina y el Caribe. Para ello se creó un índice de visitas gubernamentales que permite comparar por país y por año este aumento de la presencia japonesa. El segundo objetivo es analizar las posibles razones de esta revalorización de la región latinoamericana. Para ello se discuten varias hipótesis preexistentes, entre ellas una política exterior más ...
BASE
Este artículo se enmarca en la literatura que busca comprender los factores que explican los niveles de institucionalización de los sistemas de partidos. El punto de partida de esta reflexión es que, si se analizan las tres democracias consolidadas de Asia Oriental, Japón, Corea del Sur y Taiwán, se puede observar que el nivel de institucionalización de los sistemas de partidos podría depender de una variable poco mencionada en la literatura: los factores internacionales. En este sentido, este artículo busca en primer lugar plasmar la discusión sobre qué factores afectan la institucionalización de los sistemas de partidos y ahondar en aquellos trabajos que mencionan la variable internacional. Posteriormente, se utilizan tres casos asiáticos para proponer una reflexión e hipótesis sobre cómo los factores internacionales nos podrían permitir comprender los niveles de institucionalización que han tenido estos sistemas de partidos en su período democrático.
BASE
In: Relaciones internacionales: revista de la Escuela de Relaciones Internacionales, Band 93, Heft 2
ISSN: 2215-4582
Actualmente no existe consenso con respecto a las razones que explican la tercera ola de autocratización. Sin embargo, las explicaciones que priorizan factores internacionales para comprender fenómenos domésticos son cada vez más relevantes y difíciles de evitar. La bibliografía que se centra en cómo aspectos externos impactan en regímenes domésticos incluye trabajos clásicos, que han observado el rol de los organismos internacionales e investigaciones más recientes que consideran el rol de poderes regionales autocráticos. Por las características de su régimen, China no ha escapado a la literatura sobre promoción de autocracia. Pese a ello hay poca evidencia de que China afecte o tenga la intención de modificar la organización política interna de otros países. El objetivo de este artículo es debatir sobre el rol de China como posible (o no) promotor y difusor de autocracia. Para ello se realizará un análisis crítico de textos sobre esta temática y de las investigaciones que se han centrado en China. El análisis de este caso permitirá observar las complejidades del debate sobre promoción de autocracia y los mecanismos causales mediante los cuales los actores internacionales podrían incidir en un cambio de régimen político. Con base en el estudio sobre China se propone un marco para una compresión más precisa e integral sobre cómo los factores externos pueden influir sobre la tercera ola de autocratización.
In: Estudios internacionales: revista del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, Band 52, Heft 197, S. 9-37
ISSN: 0719-3769
World Affairs Online
summary: In September 2020, a period of eight years was closed in Japan during which Prime Minister Shinzo Abe ruled. One of its legacies has been an active foreign policy and the repositioning of Japan in the world. A first objective of this article is to analyse what Japanese diplomacy has called 'return'. from Japan to Latin America and the Caribbean. To this end, an index of government visits was created to compare the increase in Japanese presence on a country-by-year basis. The second objective is to analyse the possible reasons for this upgrading of the Latin American region. A number of pre-existing scenarios are discussed to this end, including a more internationalist foreign policy and economic determinants. Based on the literature on how countries respond to growing powers, a third hypothesis is put forward which argues that the return is linked to the increased presence of China in the region. The article serves a twofold purpose, on the one hand summarising the discussion of the existing literature on Japan's relations with Latin America, a topic forgotten by international relations in recent years, and on the other hand, it offers new data that make it possible to observe Japan's return to Latin America. In turn, this article contributes to the debate on China's role in the region and how countries respond to the growth of an emerging power. ; Resumen: En septiembre de 2020 se cerró en Japón un período de ocho años en los cuales gobernó el primer ministro Shinzo Abe. Uno de sus legados ha sido una política exterior activa y el reposicionamiento de Japón en el mundo. Un primer objetivo de este artículo es analizar lo que la diplomacia japonesa ha denominado el "retorno" de Japón a América Latina y el Caribe. Para ello se creó un índice de visitas gubernamentales que permite comparar por país y por año este aumento de la presencia japonesa. El segundo objetivo es analizar las posibles razones de esta revalorización de la región latinoamericana. Para ello se discuten varias hipótesis preexistentes, ...
BASE
Actualmente no existe consenso con respecto a las razones que explican la tercera ola de autocratización. Sin embargo, las explicaciones que priorizan factores internacionales para comprender fenómenos domésticos son cada vez más relevantes y difíciles de evitar. La bibliografía que se centra en cómo aspectos externos impactan en regímenes domésticos incluye trabajos clásicos, que han observado el rol de los organismos internacionales e investigaciones más recientes que consideran el rol de poderes regionales autocráticos. Por las características de su régimen, China no ha escapado a la literatura sobre promoción de autocracia. Pese a ello hay poca evidencia de que China afecte o tenga la intención de modificar la organización política interna de otros países. El objetivo de este artículo es debatir sobre el rol de China como posible (o no) promotor y difusor de autocracia. Para ello se realizará un análisis crítico de textos sobre esta temática y de las investigaciones que se han centrado en China. El análisis de este caso permitirá observar las complejidades del debate sobre promoción de autocracia y los mecanismos causales mediante los cuales los actores internacionales podrían incidir en un cambio de régimen político. Con base en el estudio sobre China se propone un marco para una compresión más precisa e integral sobre cómo los factores externos pueden influir sobre la tercera ola de autocratización. ; The reasons why we are in the presence of a third wave of autocratization are not clear yet. However, explanations that prioritize international factors to understand domestic phenomena are increasingly relevant and difficult to avoid. These explanations derive from classic works, which have observed the role of international organizations, to more recent investigations, which consider the role of autocratic regional powers. Due to the characteristics of its regime, China has not escaped the literature on promoting autocracy. However, there is little evidence that China affects or intends to modify the internal political organization of other countries. In this sense, the objective of this article is to debate the role of China as a possible (or not) promoter and diffuser of autocracy. For this purpose, a critical analysis of the literature on this subject and of the investigations that have focused on China was carried out. The analysis of this case detects the complexities of the debate on the promotion of autocracy and the causal mechanisms by which international actors can influence a change of political regime. Based on the Chinese case study, a framework is proposed to better understand how external factors can influence the third wave of autocratization.
BASE
El domingo 25 de mayo se realizaron las elecciones presidenciales en Colombia. Ninguno de los cinco candidatos logró la mayoría requerida, por lo que se disputará una segunda vuelta el 15 de junio entre los dos más votados: Oscar Zuluaga y el actual presidente, Juan Manuel Santos. Sin dudas la gran ganadora de los comicios fue la abstención, que llegó al 60% de los habilitados. El descreimiento y el cansancio hacia la clase política no ayudan a la democracia colombiana ni al progreso de un país que, si bien se encuentra inmerso en un crecimiento económico, no logra dejar atrás décadas de conflicto y desigualdad.La abstención como ganadoraOscar Zuluaga, candidato del Centro Democrático, fue el más votado con un 29.25% de las preferencias. Desconocido hasta hace pocos meses, el ex ministro de Hacienda de Álvaro Uribe logró un gran repunte teniendo en cuenta las encuestas de comienzos de campaña. Zuluaga, de 55 años y educación cristiana, se presentó como un hombre de familia y fue acusado de falta de carisma. Sin embargo, el candidato uribista demostró que el ex mandatario Uribe posee el apoyo incondicional de muchos colombianos.El actual presidente y candidato, Juan Manuel Santos, captó el 25,69%, posicionándose en segundo lugar. Los politólogos colombianos coinciden que Santos ha sido un buen presidente pero un mal candidato. Especialmente, porque, en la campaña, el bogotano se centró principalmente en el proceso de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), descuidando otros aspectos que figuran como prioridad para los colombianos: seguridad ciudadana, empleo, salud y educación. También se mostró dubitativo por no saber a quién apuntar, ya que en un principio no estaba tan claro a quién enfrentaría en segunda vuelta.Dos mujeres, una conservadora y otra izquierdista, obtuvieron 15% de las preferencias cada una. Marta Lucía Ramírez del Partido Conservador fue quien finalizó tercera en la contienda. Los conservadores, si bien tienen mayor afinidad con el uribismo, también formaron parte del gobierno de unidad nacional de Santos. Pocos votos por detrás de Ramírez se ubicó Clara López, del Polo Democrático Alternativo en coalición con la Unión Patriótica. La candidata, que tuvo una alta votación en Bogotá, posiciona nuevamente a la izquierda democrática. En el quinto lugar, logrando un 8%, se ubicó Enrique Peñalosa de Alianza Verde.La abstención fue sin dudas la gran ganadora en los comicios. Solo fue a votar un 40% de los habilitados, siendo el porcentaje más bajo de los últimos 20 años, concurriendo a las urnas 13 de 32 millones de personas. Incluso la abstención fue aún mayor en la costa atlántica (70%), fortaleza del presidente Santos. La segunda ronda será en pleno mundial de fútbol, un día después que juegue la selección de Colombia. En este contexto habrá que ver si en el balotaje los ciudadanos concurren a elegir el futuro de su país.La contienda entre Uribe y SantosLas elecciones demostraron que la población está cansada de la férrea disputa personal entre el ex presidente Uribe y el actual mandatario Santos. Sin embargo, la segunda vuelta será una contienda de popularidad entre ambos. Claramente sus diferencias son con respecto al proceso de paz con las FARC, ya que sostienen el mismo modelo económico (con matices). Es por ello que la campaña de cara al 15 de junio se centrará en las negociaciones de La Habana. Serán solo tres semanas para captar votos sobre un tema determinante.Oscar Zuluaga había anunciado que apenas asumiera el gobierno suspendería provisionalmente las conversaciones en Cuba hasta que la guerrilla no declarara el cese permanente de fuego. Es claramente la idea del uribisimo, sin embargo ya pensando en el balotaje Zuluaga comienza a hablar de paz negociada, con planteos de reducción de penas para los jefes guerrilleros. Su postura firme de no concesiones captó muchos ciudadanos que no están de acuerdo con que los guerrilleros salgan impunes. Pero para el balotaje Zuluaga intenta moverse al centro, denominándose en los últimos días como un "amigo de la paz".Juan Manuel Santos propone legitimar una paz duradera, aunque sabe que los resultados de la elección son un llamado de atención a las negociaciones en La Habana. El presidente candidato habla de "la guerra sin fin o el fin de la guerra" para diferenciarse de su contendiente. El gran debe de Santos fue la mala comunicación de los acuerdos con la FARC. Ahora deberá convencer a los votantes de que no existirá tal impunidad y que se han logrado fuertes avances para obtener la paz y frenar la violencia. Cabe destacar que si bien se incluyeron temas importantes en las negociaciones, los puntos restantes (víctimas y terminación del conflicto) son muy polémicos.La idea de que los miembros de las FARC sean parte del Congreso y no vayan a prisión conlleva rechazo en gran parte de la ciudadanía. En las ciudades, la imagen de aquella guerrilla fundada hace 50 años y de origen marxista campesino está destrozada fruto de los constantes ataques a civiles y también por la pérdida de compromiso ideológico, por su vinculación con el narcotráfico. El uribismo explotó fácilmente esta situación durante la campaña, intentando vincular a Santos con la izquierda chavista y cubana.Álvaro Uribe siempre sostuvo que la fuerza y la violencia eran el único recurso para acabar con los guerrilleros. De 2002 a 2010 fue un líder duro que arrinconó a las FARC pero que también sufrió acusaciones de violación de los Derechos Humanos por parte de los militares y grupos paramilitares. El ex presidente, que durante su administración concentró el poder, intentó mantenerse en el Palacio de Nariño un tercer mandato, solicitud que fue rechazada por el Tribunal Constitucional.Cabe recordar que Santos y Uribe tienen una raíz común. Hasta 2010 el santismo cabía dentro del uribismo. El actual presidente fue ministro de Defensa de 2006 a 2009 bajo las órdenes de Uribe. Sin embargo, luego de asumir el gobierno Santos se alejó y se mantuvo nucleado en su partido de la U, el Partido Liberal y Cambio Radical. Uribe, acusándolo de traidor, se colocó en la oposición y ha sido, durante los últimos años, el político que más se opuso a las conversaciones con las FARC.Alianzas de cara a la segunda vueltaLa reelección de Santos parecía asegurada meses atrás, sin embargo los dos contendientes deberán buscar coaliciones de cara al balotaje. Dadas las características del electorado quizás las alianzas no sean tan importantes, ya que la fuerza de las maquinarias partidarias decayeron. Hacia dónde pueden crecer los candidatos es una buena forma de analizar qué ocurrirá en el futuro. Sin embargo, la clave para ellos será captar el 60% del electorado que no fue a votar en la primera vuelta. Los mayores rivales del presidente, que arranca por debajo, son los votos en blanco y la abstención. Aún así, Santos tiene mayor margen para crecer que Zuluaga.La mayoría de los votantes de la izquierda y verdes ubican a Uribe en la extrema derecha y como un saboteador permanente de la paz, proceso que los progresistas han respaldado. Santos, que derivó en su jefe de debate César Gaviria los contactos con el resto de los partidos, puede apuntar hacia acuerdos en otros temas, incluyendo en su propuesta el combate a la pobreza, el medio ambiente y la lucha contra la corrupción. Éstos son temas en los que Santos puede captar adeptos ya que tiene mayor margen de maniobra que un dogmático Zuluaga.Zuluaga se adelantó con los conservadores, a quienes invitó a votarlo en el balotaje. Claramente hay coincidencias ideológicas e incluso muchos seguidores del Partido Conservador ya votaron por Uribe. La candidata conservadora Ramírez oficializó en los últimos días su respaldo a Zuluaga, acordando darle continuidad al proceso de paz pero "sin impunidad". Sin embargo un grupo de congresistas del partido se unieron a la campaña reeleccionista de Santos.Clara López, del izquierdista Polo Democrático, se opone al modelo económico de ambos candidatos por considerarlo injusto. Pero en lo que refiere al proceso de paz siempre mostró su apoyo a la propuesta de Santos. López descartó cualquier apoyo a Zuluaga y destacó que un posible respaldo a Santos se centraría en el proceso de paz más que en el proyecto político de país.Enrique Peñalosa de la Alianza Verde inmediatamente confirmó que se mantendrá al margen. El ex candidato, que respaldó las conversaciones de paz pero que tuvo el apoyo de Uribe en las pasadas municipales de Bogotá, remarcó que no comparte ninguna de las propuestas y no expresará apoyo público a ninguno. Sin embargo destacó que no continuar con las conversaciones en La Habana sería un error histórico.Final reñidoColombia tuvo un sólido crecimiento económico en los últimos tiempos. Durante el gobierno de Santos se adhirió, además, una cierta inclusión social y un progreso en la reducción de la pobreza. Se diversificaron las relaciones internacionales y el país se consolida gracias a una potente inversión extranjera y el aumento de las exportaciones. El contexto actual es una excelente oportunidad para seguir avanzando y dejar atrás el conflicto eterno con las FARC. Una oportunidad única, difícil de desaprovechar. Lamentablemente las conversaciones de paz han sido más un tema de campaña que una necesaria política de Estado.Los duros ataques entre los candidatos continuarán hasta el 15 de junio. Santos acusado de recibir dinero del narcotráfico para su campaña y Zuluaga inmerso en un escándalo de espionaje, han sido los últimos coletazos de una campaña sucia y dura, una campaña de miedos, una campaña por la negativa. En el balotaje colombiano se enfrentará el miedo a la impunidad con el miedo a los uribistas. La frustración, el desencanto y el rechazo de la población a una campaña de este estilo seguramente motivaron a los votantes a no concurrir a las urnas. ¿Seguirá siendo así?Es clave para la democracia colombiana que los ciudadanos acudan a las urnas para elegir el país que quieren. Tanto Zuluaga como Santos obtuvieron porcentajes reales extremadamente bajos. Del 100% del electorado, un 11% votó a Zuluaga y un 10% a Santos. Son números despreciables, que si no cambian en segunda vuelta darían un duro golpe a la democracia de este país de 47 millones de personas. Para marcar diferencias, Santos en la primera vuelta de las presidenciales de 2010 recogió el apoyo del 22% del electorado total.Zuluaga, junto a Uribe, han llevado a Santos a su arena preferida, el de la confrontación centrada en el proceso de paz. El presidente, que se embarcó en un proceso histórico, deberá comunicar mejor las negociaciones con la guerrilla e intentar convencer a la ciudadanía los avances consumados. Además, cuenta con la ventaja de una mayor cintura para abordar otros temas que preocupan a la población. Es por ello que si bien los uribistas van con ventaja al balotaje y será un final reñido, de acrecentarse el número de votantes el actual presidente que tiene todas las oportunidades para ser reelecto.Diego Telias es Licenciado en Estudios InternacionalesUniversidad ORT - Uruguay
BASE
El árbitro mexicano pitó el final del partido en Belo Horizonte y terminó con el sueño de millones de brasileños. La selección alemana humilló a Brasil venciéndolo 7 a 1 en las semifinales de la Copa del Mundo. Los europeos golpearon bien fuerte a un pueblo que no estaba convencido de ser anfitrión pero que se había ilusionado con conquistar el trofeo. Un golpe demasiado duro para una población que recibió el Mundial con hospitalidad y alegría."Quizás es mejor que perdamos la Copa, porque si ganamos va a continuar todo igual y el país necesita cambios profundos", dijo un ciudadano no muy preocupado por el Mundial. El domingo pasado terminó un mes de circo donde el centro de atención fue el fútbol, un deporte que Sudamérica vive como ninguna otra región. Ahora vuelven los problemas del día a día y los enojos con los gastos que acarreó la organización del Mundial. El foco vuelve a ser la desigualdad y la pobreza existente en Brasil.En ello deberán centrarse los políticos, ya que el brasileño de hoy es más exigente que el de ayer. La población reclama algo más que fútbol, samba y carnaval. El desafío que tendrán por delante, ciudadanos y gobernantes, es crear una sociedad más justa sin perder la identidad de un país proclive a la felicidad. Como dijo Neymar, la estrella de esta selección brasilera, se necesita "un Brasil más justo, seguro y honesto".Pocas protestas durante la CopaEl jueves 12 de junio no solo comenzó el Mundial sino un gran desafío para todo Brasil. Aquel día en San Pablo no solo fue la inauguración del mayor evento futbolístico, también fue el momento en que los brasileños debían demostrar al mundo los avances de una potencia regional que aún debe superar problemas endémicos (pobreza y desigualdad) para pegar el salto al desarrollo.Aquel 12 de junio, además de jugar Brasil-Croacia en el Arena Corinthians, se frenaron las protestas que pretendían entorpecer el evento deportivo. Cuando el balón comenzó a rodar los bares se llenaron y los comerciantes pararon para ver a sus ídolos en la televisión. Los manifestantes prefirieron quedarse en casa para ver a la canarinha antes que salir a protestar con una minoría radical, que impuso una violencia no deseada por la clase media.De hecho las protestas disminuyeron un 39% durante los primeros 12 días del Mundial, en relación a la misma cantidad de días previo al evento, según Folha. Aunque los grafitis en las ciudades invitaban a la FIFA a marcharse a casa, las manifestaciones frenaron. Sociólogos y politólogos locales afirmaron que en Brasil el fútbol golea a cualquier protesta social.Sin embargo la cara negativa del Mundial fue muy visible y no me refiero al catastrófico final deportivo. La sensación de que se gastó demasiado invadió a la población. Las exigencias por parte de la FIFA fueron enormes. "Los helicópteros y la guardia policial que ves ahora es solo por el Mundial, luego desaparecen", comentó un taxista. Es que el ambiente primermundista (organización y seguridad) que se vivió en territorio brasileño tenía una fecha de vencimiento: el último partido de la Copa en Maracaná.Las elecciones y el futuro de BrasilAunque en los bares la pelota era el centro de discusión ningún brasileño olvida que, en los próximos meses, tienen otra cita importante. El 5 de octubre se realizarán las elecciones nacionales y la presidenta Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores, irá por la reelección. Fue durante la Copa que la mandataria confirmó su postulación, defendió los programas sociales del gobierno y prometió cambios en salud y educación.Aprovechando la euforia de los primeros días de la Copa, Dilma afirmó que se estaba dando "una paliza monumental a los pesimistas". No mintió pero el final no fue el soñado. No porque Brasil no haya ganado el certamen, ya que era una posibilidad, sino por la inesperada despedida que tuvo el seleccionado de Felipao. Las conversaciones en las esquinas ya no son sobre la mordida de Suárez sino de la desilusión propia. El orgullo y el nacionalismo brasileño perdieron por goleada.Sin dudas los comicios de octubre serán los más difíciles del PT, fruto del desgaste y del final de una luna de miel que duró más de lo esperado, seguramente por los logros económicos alcanzados en la presidencia de Lula. Ahora el ciudadano no se conforma con lo que ya se obtuvo y aspira a cambios profundos que incluyan mejoras notorias en los servicios públicos.La ciudadanía brasilera quiere seguir adelante con la transformación del país que se inició durante el gobierno de Lula pero exige el fin de la corrupción. Por ello es fundamental la generación de un ambiente político democrático, armónico y de transparencia. La crítica al PT y las protestas sociales son válidas y entendibles pero creer que los debes actuales de Brasil son consecuencia de Lula y Rousseff es exagerado.La carrera electoral estará centrada en la desaceleración económica, el aumento en el costo de vida y la seguridad ciudadana. Rousseff es la principal candidata, aunque será difícil que gane en primera vuelta. La intención de voto de la presidenta creció durante la Copa, llegando al 38%. Pero también crecieron sus contendientes, el senador Aecio Neves del Partido de la Social Democracia Brasileña (20%) y Eduardo Campos del Partido Socialista Brasileño (9%).Trazar una conexión entre el resultado deportivo y las futuras elecciones es apresurado y erróneo. Obviamente que el humor de los brasileños no será el mejor en las próximas semanas y eso se puede trasladar a otros ámbitos, como por ejemplo a la vuelta de las protestas sociales. Sin embargo las elecciones van por otro carril y si bien el PT esperaba el trofeo para insistir con que las cosas van bien, el fracaso deportivo no será clave en el futuro de Brasil. Diego Telias es Licenciado en Estudios InternacionalesUniversidad ORT - Uruguay
BASE
La potencia regional tiene desde hace pocos días un nuevo presidente: Recep Tayyip Erdogan. El ex primer ministro, cargo que ocupó durante 11 años, intenta cambiar el sistema parlamentario a uno presidencialista para de esa forma llegar al centenario de la nación (2023) como máxima figura política. Sus desbordes autoritarios y la búsqueda de permanecer en el poder opacan la primera etapa de Erdogan, elogiada por propios y extraños.El 10 de agosto, en una especie de plebiscito hacia su persona, Erdogan ganó con el 51.8% las primeras elecciones presidenciales por voto directo. El ex alcalde de Estambul y líder del Partido para la Justicia y el Desarrollo (AKP) venció a sus dos contrincantes en unos comicios que tuvieron un 74,4% de participación. Los principales partidos de oposición (CHP y MHP) acudieron a los comicios liderados por Ekmeleddin Ihsanoglu, un académico de 70 años, que logró atraer el voto de los islamistas más moderados, alcanzando un 38.4%. El tercer contendiente fue Selahattin Demirtas del Partido Democrático de los Pueblos y representante de los kurdos, que obtuvo el 9.7%.Ya designado presidente Erdogan inicia el camino hacia 2023, su gran objetivo. Ganar las elecciones, al igual que lo ha venido haciendo desde hace más de diez años, fue el primer paso. El siguiente será reformar nuevamente las normas para poder ser reelecto.Los primeros años de Erdogan en el poderEl modelo de Erdogan fue alabado debido a distintas razones. Sometió al Ejército (clave en la historia política turca), triplicó el PBI del país, amplió las oportunidades de consumo, desarrolló infraestructura y mejoró las condiciones para la ciudadanía de ingresos bajos y medios. En esta primera etapa, Erdogan fue apoyado por sectores liberales, debido a que dejó de lado el nacionalismo e inició las conversaciones de adhesión con la Unión Europea. Además durante sus inicios como primer ministro aumentó la presencia comercial diplomática en varias regiones. Surgía como una Turquía modernizadora y occidental.La figura de Erdogan comenzó a dividir las aguas luego de las victorias de 2007 y 2011. Acusado de autoritario y de poseer una visión conservadora, el mandatario tuvo que soportar manifestaciones masivas en junio de 2013 y críticas internacionales por la violenta respuesta. El bloqueo de redes sociales y las presiones a la prensa fueron claves para un cambio en la concepción de su figura. El amplio espacio que le dio en el último tiempo al Islam también es objeto de crítica por parte de los sectores laicos.Sin embargo en marzo el partido de Erdogan fue el vencedor de los comicios locales, a pesar del escándalo de corrupción que derivó en la dimisión de cuatro ministros. El mandatario acusó al movimiento de Fetula Gulen, autoexiliado en Estados Unidos, de hacer una campaña en su contra, desatando una purga contra policías, jueces y fiscales. En este sentido el politólogo español Eduard Soler identifica ciertas características de esta segunda etapa de Erdogan en el poder: un lenguaje insultante, la apelación a las conspiraciones, un enfriamiento de la política exterior y un freno al acercamiento con Europa.La actualidad del nuevo presidenteEn este contexto Erdogan vuelve a ganar una nueva elección y asume una jefatura de estado que hasta el momento tuvo carácter simbólico. El mandatario aspira a cambiar la Constitución tras las elecciones generales de 2015 (que renovará el Parlamento) con el objetivo de transformar el régimen parlamentario a uno presidencialista, adjudicándole al presidente funciones como la de disolver el Parlamento o nombrar ministros. También intentará asegurarse la capacidad para llegar al centenario de Turquía como jefe de Estado.Para realizar las reformas, el AKP deberá contar con una mayoría parlamentaria. Por ello son claves los diputados kurdos y también el proceso de paz iniciado en este último tiempo. Los kurdos exigen autonomía en la zona sureste de Turquía, así como la liberación de su líder Abdullah Ocalan, condenado a cadena perpetua. La solicitud de derechos sociales y políticos de los kurdos seguramente entre en una cadena de dar y recibir con respecto a las aspiraciones de Erdogan.Ante la renuncia de Erdogan, el nuevo primer ministro de Turquía es Ahmet Davutoglu, hasta hace pocos días ministro de Exteriores. El también ex consejero diplomático ingresó a la política como una figura cercana a Abdula Gul pero actualmente integra el círculo de Erdogan. Es que claramente el presidente necesitará un primer ministro que responda a él, al menos hasta que no reforme la Constitución. Hay cierto consenso en que Davutoglu no tiene un perfil que pueda hacerle sombra a Erdogan y quitarle cuota de poder, lo cual hubiese sido una traba.A pesar que Erdogan manifestó su promesa de fortalecer la democracia en el discurso que dictó luego de conocer los resultados, es difícil pensar que el mandatario se alejará del curso que tuvo su gobierno en los últimos años. Si bien marcó como prioridades la integración con la Unión Europea, la aplicación de reformas democráticas y la consolidación del proceso de paz con los kurdos, cuando se emprende un camino hacia el autoritarismo difícilmente se vuelva atrás. Los cambios de reglas constantes para beneficio propio no condicen con las principales teorías democráticas.¿Nuevo populismo?A pesar que en su último discurso abogó por la democracia y prometió respetar los principios de la República Laica, el panorama político turco es complejo. El enfrentamiento con la oposición, acusándolos de traidores e imponiendo el concepto de la lucha entre el pueblo (que él representa) y el enemigo, denotan una deriva populista. Erdogan representa una mezcla de conservadurismo, neoliberalismo en lo económico y antiliberalismo en lo político o quizás un populismo con un componente religioso.En este sentido cabe destacar algunos conceptos con respecto al populismo. Según el analista e investigador Anthony Painter, el ascenso del populismo de derecha es uno de los hechos más significantes del último tiempo en Europa. Este populismo no busca remplazar la democracia sino cambiarla, oponiéndose a los pesos y contrapesos de la democracia liberal. "Este ascenso es una señal de la falla de la democracia como la concebimos con respecto a las necesidades y los deseos de los ciudadanos perturbados por los cambios sociales, culturales, económicos y políticos" sostiene Painter.El politólogo Germán Clulow explica que podemos observar el populismo como nueva característica de las democracias modernas o como un principio legitimador del poder. Prefiere la definición de populismo como un proceso subversivo de los canales comunes de la política, creando nuevas lealtades sobre bases culturales, nacionales o étnicas. "El populismo se describe en la práctica discursiva, con débil contenido ideológico, basado más en el discurso que sobre lo normativo".En lo que refiere a Europa, Clulow citando a Matzoleni marca ciertas características centrales del neopopulismo europeo: valorización excesiva del pueblo y el hombre de la calle como pieza central, demanda de participación política directa, desconfianza a las elites, la exaltación del líder como eje aglutinador y, por último, un equilibrio precario entre la crítica y aceptación al sistema. En los últimos años se pueden observar algunas de estas características mencionadas en Erdogan. Principalmente esa apelación a la "nueva Turquía", contrastándola con el pasado al que él no pertenece.En ese caso estaríamos ante una nueva forma de populismo debido a que presenta características religiosas. Populista o no, Erdogan se está alejando de aquel modelo de democracia musulmana que el mundo observó en una primera instancia. Resta esperar si los cambios realizados son simplemente para mantenerse en el poder o para avanzar fuertemente hacia un autoritarismo, aunque la primera sea parte de la segunda. El futuro de Turquía es clave por su rol estratégico en una zona conflictiva que incluye asuntos como Gaza, Siria, Irak y el Estado Islámico.Diego Telias es Licenciado en Estudios InternacionalesUniversidad ORT Uruguay
BASE
Durante décadas, África fue conocido como el continente olvidado, sin embargo, en virtud de los cambios significativos acontecidos en el mundo globalizado de hoy, el continente se encuentra en el punto de mira de la comunidad internacional. China fue la potencia avanzó primero, (después de concluido ej proceso de decolonización) prometiendo no comportarse como las antiguas potencias coloniales. Estados Unidos, tarde y sin tanta necesidad comercial por abastyecerse de commodities, no quiere quedarse atrás.Apelando a la democracia y a las instituciones, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, inició, el miércoles 26 de junio, una gira por tres países africanos: Senegal, Sudáfrica y Tanzania.El objetivo principal del gobierno norteamericano fue fomentar el comercio y la inversión, ya que África es un mercado que se está convirtiendo cada vez más atractivo. El mandatario fue acompañado de empresarios, inversionistas y altos funcionarios buscando darle sobretodo un perfil económico al viaje, aunque los temas de geopolítica internacional también estuvieron sobre la mesa. Tres destinos, tres objetivosSenegal: el terrorismo islámico en la regiónLa gira de Obama por África comenzó en Dakar, Senegal. Este país es un socio fundamental para Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo islámico en el Magreb y a ello se debe esta visita. El incremento de la influencia de los grupos islámicos radicales es uno de los problemas geopolíticos que vive el continente africano. Washington busca que esta situación no se reproduzca en los distintos países de África.Obama visitó, en primer lugar, una de las democracias más sólidas del continente y una de las naciones más estables de la región. Bajo inmensos operativos de seguridad, el presidente se reunió con su homólogo Macky Sall, participó de un foro de agricultores y visitó la "Casa de los Esclavos", para rendir tributo a los prisioneros que se embarcaron desde allí rumbo a Estados Unidos.Senegal se encuentra rodeado de países como Mali, que enfrenta una crisis militar importante por la incursión de los yihadistas provenientes de la antigua Libia, del sur de Argelia y del Sahel en general. En Mali, la intervención del Ejèrcito francés fue decisiva para detener a los fundamentalistas pero, el problema para Francia es demasiado grande. Para frenar el avance de los terroristas en Níger se acaba de aprobar un consentimiento expreso para que los drones norteamericanos puedan ser estacionados en su territorio. Un caso altamente representativo de la crisis política y militar que pueden causar estos grupos es Nigeria. Allí, la potente agrupación Boko Haram, busca instaurar "la sharia" en todo el país, manteniendo en jaque al gobierno de Goodluck Jonathan. Sudáfrica: un actor clave en ÁfricaFue Sudáfrica la segunda parada del Presidente de los EE.UU. Obama encontró un país sacudido por el crítico estado de salud del histórico presidente, Nelson Mandela. La Casa Blanca tuvo en cuenta la situación y el mandatario mantuvo una reunión con la familia del Premio Nobel de la Paz. El presidente norteamericano visitó Sudáfrica por ser este país un peso pesado en el continente, un país clave en términos geopolíticos.Estados Unidos necesita mantener buenas relaciones con el gobierno de Jacob Zuma para estar posicionado ante los diversos conflictos de África. Sudáfrica, además, es importante para contrarrestar un segundo problema geopolítico que enfrenta el continente: los reclamos históricos y territoriales que derivan en conflictos como el sucedido en Sudán. Actualmente el gobierno de Zuma busca lidiar entre Sudán y Sudán del Sur, mientras movimientos rebeldes intentan derrocar al dictador de Sudán, Omar al Bashir.Además de pertenecer al grupo de los países emergentes, Sudáfrica es una arteria principal en la promoción de la democracia y es considerado un mediador fundamental en los asuntos africanos. La histórica colaboración en las operaciones de pacificación en la región confirma lo dicho y el último ejemplo es el intento por mantener al gobierno de la República Centroafricana, tras la revuelta del grupo Seleka. Tanzania: su economía y sus vecinos.En el tercer destino de Obama, los objetivos fueron principalmente económicos, debido al crecimiento galopante de la economía de Tanzania. Sin embargo también es este país un lugar geoestratégico para detener el avance islámico radical en la región, principalmente del grupo Al Shabab, cercano a Al Qaeda.Tanzania está situada en una zona importante del continente, el conflictivo cuerno de África. En dicha región se ubica Somalia, lugar del que las potencias occidentales –incluso Estados Unidos, en los 90'- han tenido que "huir" por no poder controlar la situación de un territorio complejo. Tanzania limita con Kenia, donde nació el padre de Obama, sin embargo la Casa Blanca evitó una visita a dicho país ya que la nación realizó elecciones meses atrás. En dichos comicios salió victorioso Uhuru Kenyatta, personaje que posee un proceso abierto en el Tribunal Penal Internacional. Cabe destacar que tanto Kenia como Tanzania sufrieron ataques contra la Embajada de Estados Unidos por parte de yihadistas islámicos en 1998.En Tanzania, Obama se reunió con líderes empresariales en Dar es Salaam, capital económica de la nación. ¿Contrarrestar el avance chino?Con su visita Obama, busca aparentemente equiparar los avances geoestratégicos de Beijing en África. Estados Unidos examina una estrategia distinta para mostrarse como alternativa. La importancia de la energía y el plan presentado por Obama durante su viaje puede ser una arista importante del plan de Washington.En un comienzo, desde África se observaba a China como un contrapeso a la histórica influencia occidental. En buena medida porque ese país apoyó, en su momento, a los movimientos independentistas. Sin embargo con el correr de los años también se teme que la potencia asiática comience a ejercer una nueva etapa de "neo-colonialismo".Desde el liderazgo de Hu Jintao, China ofrece créditos y financia obras de infraestructura en el continente africano. Comprando materias primas fundamentales para sostener su crecimiento económico y vendiendo productos manufacturados, se convirtió en el primer socio comercial de África. Si bien desde Beijing se intenta disimular la situación la injerencia de la China en asuntos internos de los países africanos y la relación con gobiernos corruptos y autoritarios terminó siendo inevitable. Incluso se prestó ayuda militar a regímenes como el de Omar Al Bashir en Sudán, a quien, además, se le brindó ayuda diplomática en el seno de las Naciones Unidas. También se apoyó a Zimbabwe en la capacitación de las fuerzas de seguridad del régimen dictatorial de Robert Mugabe. La diferencia: el progreso de África y la democraciaEn su reciente viaje Obama apeló a su experiencia personal para incitar a África a ponerse de pie y luchar por su libertad y su futuro. Afirmando aquellos logros independentistas, el mandatario norteamericano insistió en la creación de instituciones eficaces, confiables y transparentes para poder lograr sociedades democráticas y justas. Estados Unidos se quiere mostrar como una contribución "democrática" al desarrollo africano. En este sentido, el gobierno dio a conocer durante este viaje una nueva iniciativa para duplicar el acceso a la energía eléctrica, denominado "Power Africa".Estados Unidos busca, en buena medida, enseñar el camino "occidental" y diferenciarse de China, principal inversor en el continente. En sus giras por África, ambos mandatarios visitaron Sudáfrica y Tanzania. Sin embargo, Estados Unidos apuntó también a Senegal, país que celebró elecciones con resultados pacíficos y democráticos en 2012. Mientras, el gobierno chino se embarcó hacia la República Democrática del Congo, un socio conflictivo.Si bien comercialmente los EE.UU se encuentran lejos de los logros alcanzados por Beijing, el gobierno de Washington no puede descuidar una región clave. Décadas atrás, el futuro era solamente el sudeste asiático; hoy también lo es África.Con este significativo viaje de Obama, predicando la democracia en la región, Estados Unidos intentó aparentemente salir al cruce de la potencia asiática. El futuro nos dirá de su eficacia. Sobre el autorLicenciado en Estudios InternacionalesUniversidad ORT - Uruguay .
BASE
En su momento, por su crecimiento económico, los "pequeños dragones asiáticos", así como la India, desviaron la atención de la academia y de los analistas internacionales hacia el sur y el sudeste de Asia. El aumento de las clases medias, la emergencia de estos países densamente poblados y la lucha entre China y Estados Unidos por el liderazgo en la zona son los temas más estudiados en esta parte del mundo. Sin embargo, los focos de violencia interreligiosos y culturales que surgen en países como Myanmar o India nos abren los ojos sobre futuros conflictos en la región.Para analizar el surgimiento de los problemas interreligiosos en la zona podemos agrupar a los países en cuatro grupos. Primero debemos destacar las naciones con mayoría abrumadora musulmana como son Malasia (60%), Indonesia (86%) y Bangladesh (89%). Un segundo grupo para destacar son los países en donde predomina el budismo, tales como Camboya (96%), Tailandia (94%), Myanmar (89%), Sri Lanka (69%) y Laos (67%). A India la consideramos como un tercer polo en la región por su magnitud en términos de población. Este gigante tiene una predominancia hinduista pero con un 13% de musulmanes, lo que supone alrededor de 140 millones de fieles del Islam. Por último destacamos a Filipinas, único enclave cristiano en la zona debido a la histórica influencia colonial española.Los problemas en MyanmarEn los últimos meses la exBirmania fue noticia por el conflicto entre budistas y musulmanes. Los enfrentamientos se habían reanudado el año pasado en el norte del país, generando miles de refugiados y más de 200 muertos. Sin embargo en setiembre la novedad fue la firma de la paz que se estableció entre ambas comunidades. Myanmar, con sus 60 millones de habitantes, fue gobernado desde 1962 a 2012 por una dictadura militar y actualmente posee un gobierno que podría calificarse de crecientemente reformista. En dicho país viven los "rohingya", musulmanes de origen bangladeshí, que son quizás la etnia, sin estado "propio" o que los reconozca, más numerosa de Asia (800 mil). Este sector de la población acusa al gobierno actual, encabezado por Thein Sein, de realizar una campaña de limpieza étnica en su contra. Además, cuentan con el apoyo de la comunidad internacional que insta al mandatario a normalizar la situación dentro de los cambios que se están emprendiendo para reformar y convertir a Myanmar en una democracia.Un grupo nacionalista religioso, encabezado por el monje budista Ashin Wiratho, apodado el "Bin Laden Birmano", y preso hasta el año pasado por incitar al odio religioso, realizó en los últimos tiempos propaganda islamófoba que provocó un espiral de violencia y dejó cientos de muertos. Estos nacionalistas buscan proteger su cultura, la seguridad nacional y asocian al Islam con el control extranjero de las finanzas. Para evitar su intromisión en el país proponen limitar los matrimonios interreligiosos. En agosto de este año decenas de casas fueron destruidas en un barrio de mayoría musulmana tras la supuesta violación de una mujer budista por parte de un seguidor del Islam. Esta persecución obliga a los musulmanes a huir a países como Malasia o al vecino superpoblado Bangladesh, en donde si bien hay campos de refugiados, los rohingyas no han sido del todo bien recibidos ya que son considerados inmigrantes ilegales. Se estiman que son alrededor de 200.000 rohingyas alojados en espacios improvisados. Con la mejora de la situación en los últimos meses, algunos refugiados, con la ayuda de las Naciones Unidas, comenzaron a retornar a sus hogares.Con los desplazamientos de esta comunidad se exportó un conflicto local a parte de la región. Muestra de ello es el asesinato en diciembre del año pasado de tres budistas birmanos en la capital de Malasia, Kuala Lumpur, un hecho que fue señalado como represalia por lo que sucede en Myanmar. Escaramuzas similares a la de Malasia ocurren en Indonesia, el país con más seguidores del Islam y donde opera Jemaah Islamiyah, rama de Al Qaeda. En abril de este año se produjo un choque entre refugiados birmanos en la región de Sumatra y un mes después, en la capital del país Yakarta, dos activistas musulmanes fueron acusados de querer atacar la Embajada de Myanmar. Indonesia, en donde la tolerancia religiosa forma parte de la identidad nacional, se profesa un Islam moderado. Sin embargo después del 11 de setiembre de 2011 sufrió varios ataques del terrorismo elevando la preocupación tanto de los Estados Unidos como de Australia.Las últimas noticias provienen de IndiaLos hechos que ocurrieron en Myanmar tuvieron repercusión también en India. En agosto del 2012 miles de musulmanes marcharon en Mumbai para protestar por las matanzas registradas en la región de Assam y en la ex Birmania, manifestación que terminó en problemas con la Policía. En julio de este año en el noroeste de India nueve bombas explotaron en el templo budista Bodh Gaya, lugar sagrado para la religión. Además, en el último tiempo, al menos 15 personas murieron en enfrentamientos entre musulmanes e hindúes en el norte, en el estado de Uttar Pradesh, tras el ataque de un grupo hindú a una mezquita. El Ejército tiene órdenes de reprimir las revueltas luego de la matanza interreligiosa que dejó 28 muertos en el distrito de Muzaffarnagar. Por su cercanía con Pakistán, país musulmán donde operan grupos integristas, la estabilidad de India es fundamental para la región. Según el gobierno hindú su vecino es epicentro del terrorismo regional y es con quien debe controlar la violencia en Cachemira.En el resto de los países de la zona las situaciones son diversas pero todas con un denominador común: un futuro de tensión por la convivencia de religiones. Tailandia es noticia desde hace ocho años por la revuelta separatista de corte islámico en las provincias del sur, provocando la huída de miles de familias budistas. Los musulmanes se sienten discriminados por el gobierno tailandés y exigen la creación de un Estado islámico en las provincias de Pattani, Yala y Narathiwat, regiones que configuraban el antiguo sultanato de Pattani que Tailandia anexó hace un siglo atrás. Tras la firma en febrero de un acuerdo para iniciar conversaciones y poner fin a la violencia, las negociaciones de paz fueron suspendidas por discrepancias. A comienzos de octubre la explosión de una bomba en una de las conflictivas regiones dejó varios muertos. Los asesinatos y ataques con armas son moneda corriente a pesar del gran despliegue de las fuerzas de seguridad.En Filipinas se desarrolló por más de 40 años un conflicto en el sur del país entre el gobierno y los rebeldes musulmanes, con un saldo de 100.000 muertos y 2 millones de desplazados. A fines del 2012 se firmó un acuerdo de paz que prevé para 2016 la creación de una región autónoma en Mindanao, sin embargo los combates continúan. A mediados de setiembre el Frente Moro de Liberación Nacional se enfrentó al Ejército en la ciudad de Zamboanga, localidad de casi un millón de personas en el sur de Filipinas. El objetivo, al entrar en los barrios costeros, es sabotear las conversaciones con el otro grupo radical, Frente Islámico Moro de Liberación, ya que se sienten dejados de lado. Esta situación pone en vilo el acuerdo alcanzado el año pasado. Los distintos grupos musulmanes llevan décadas luchando por la región de Mindanao, zona fértil y rica en recursos naturales, tierra que consideran natal antes de la llegada los españoles.En Sri Lanka, país que dejó atrás 25 años de conflicto armado entre el gobierno y la guerrilla de la minoría Tamil, surgió la organización budista radical Bodu Baka Sena. Este grupo predica la intolerancia al Islam y realizó boicots a los comercios de los musulmanes, que representan el 10% de los 22 millones de habitantes. De esta forma se produjeron ataques contra mezquitas y manifestaciones para prohibir el sistema de clasificación de alimentos halal. En Camboya, la minoría musulmana (los cham) posee excelentes relaciones con el gobierno. Sin embargo cierto sector se está viendo influenciado por las tradiciones islámicas extranjeras que llegan al país, lo cuál genera mayor atención por las posibles infiltraciones de ramas integristas.ConclusionesEn definitiva el panorama interreligioso en el Sur y Sudeste de Asia aparece desafiante para las próximas décadas. Las situaciones en los países son diversas y cambian constantemente pero la convivencia entre las comunidades será clave para la estabilidad de la región. Décadas atrás las tensiones que se suscitaban se debían a asuntos locales en el campo social y político, sin embargo el 11 de setiembre de 2001 cambió la lógica y le agregó la aparición de grupos integristas islámicos.El Islam llegó a la región en el siglo XII a través del comercio, reemplazando en cierta forma al hinduismo y al budismo. Si bien el común ciudadano musulmán de esta zona del mundo condena los ataques a la población civil en forma de terrorismo, el peligro es que los habitantes reciban influencias yihadistas. La persecución a los fieles del Islam genera un resentimiento y una unión en la comunidad de creyentes, la cual se denomina UMMA. Más allá de las jerarquías y divisiones que existen dentro de la religión, que un musulmán sea hostigado provoca una posible reacción de aquellos que están buscando cualquier excusa para continuar con su guerra santa.Hoy el foco está puesto en Medio Oriente pero no debe impresionarnos que el mismo problema aparezca dentro de algunas décadas en el sur y sudeste asiático. Atentados de Al Qaeda en Bali (2002) y Yakarta (2005) supone que ninguna región está exenta del terrorismo islámico. Sin embargo no debemos confundirnos. Los peligros no solo provienen de los fanáticos del Islam sino que como vimos, las persecuciones incluyen a grupos radicales budistas e hindúes. Además, estos conflictos no suponen un odio entre dos o tres religiones sino la lucha por el sentido de pertenencia a un lugar que se considera propio. Los problemas en esta zona del mundo no suponen el hecho de matar en nombre de Dios sino una reacción de una población que se siente invadida y considera que está perdiendo su cultura. Lo seguro es que de no solucionarse prontamente los conflictos como el de Myanmar, Tailandia Filipinas e India, los augurios no son buenos para la región en materia de seguridad. Sobre el autorLic. en Estudios InternacionalesUniversidad ORT- Uruguay
BASE
La causa uigur es uno de los tantos conflictos internos que aquejan a la China. Los uigures son una de las más de cincuenta etnias reconocidas en el país. De religión musulmana y origen turco, son casi nueve millones de personas que habitan en la región de Xinjiang, al oeste del gigante asiático. Rodeada por una cadena montañosa y por el desierto de Taklamakan, Xinjiang es una de las provincias chinas de mayor extensión y en ella coexisten, principalmente, dos culturas y no siempre de forma armoniosa.Los uigures, culturalmente próximos al Asia Central, religiosamente son seguidores de la rama sunní del Islam. Durante décadas fueron mayoría en la región, representando más de un 50% de los habitantes pero, en los últimos tiempos, se han visto invadidos, por no decir "copados" por una instalación masiva de la etnia "han", mayoritaria en China. Apoyado en este proceso de "recolonización" de la región por los han, Beijing está dominando este conflicto a través de una triple estrategia. Utiliza abiertamente la fuerza cuando es necesario, ejerce un "soft power" mediante cierto impulso al progreso económico y, al mismo tiempo, desarrolla la seguridad regional. Esta combinación de políticas tiene como resultado un serio cuestionamiento de la identidad de esa etnia y del cada vez más lejano sueño secesionista uigur.La represión constante y los disturbios de 2009El Islam, los deseos independentistas y la lucha armada forman un triángulo de políticas que no es soportable para Beijing, por lo que todo reclamo exacerbado de la población uigur es reprimido con dureza por el gobierno. Las protestas ocurridas en la ciudad de Gulja en 1997, que terminaron con la muerte de muchos manifestantes, motivaron políticas más duras. Actualmente los uigures se encuentran molestos por la imposición de la cultura marcada por el Partido Comunista y el sometimiento de su pueblo. La mayoría de la etnia uigur lucha por el respeto a sus valores culturales a través de medios pacíficos pero los desórdenes pueden ocurrir en cualquier momento. Pero las manifestaciones, del tipo que sean, son frenadas de forma sistemática por Pekín que, como se sabe no tiene escrúpulos en vulnerar los Derechos Humanos de esta u otras poblaciones (v.g. Tibet)En julio de 2009 en Urumqi, capital de Xinjiang, se produjo una de las mayores represiones a los uigures de los últimos tiempos. Una manifestación pacífica motivó el enfrentamiento entre las poblaciones. Los chinos han, armados con palos, salieron a las calles para enfrentarse a los uigures y el ejército cerró la ciudad. Los chinos intentaron ingresar a las mezquitas acusando a los uigures de querer modificar su cultura. Los enfrentamientos de aquel año fueron los más violentos en China desde los ocurridos en la Plaza Tiananmen en 1989.Se estima, aunque es difícil de comprobar las cifras, que murieron más de 200 personas y fueron heridas alrededor de 1800. Por fuera de estos números están las confiscaciones, secuestros, detenciones masivas y ejecuciones que el ejército llevó a cabo sin control de nadie. En aquel entonces, Human Rights Watch denunció desapariciones y el cierre de los ingresos a la ciudad.El gobierno chino justifica la violencia utilizada por una supuesta "amenaza terrorista". Aunque sean una muy pequeña minoría, los uigures que toman el camino del extremismo parecería que efectivamente existen. En 2011, China logró que Naciones Unidas incluyese al Movimiento Islámico de Turkestán Oriental en la lista de grupos terroristas. Lo que supone un intento de señalar un posible relacionamiento con los talibanes, Al Qaeda, agrupaciones chechenas, etc. La cercanía de la región con Pakistán y Afganistán, supone, efectivamente, la posible llegada de influencias islamistas fundamentalistas.El "poder suave": la economíaEl escaso desarrollo económico de la región fue visto por el Partido Comunista como una de las causas que puede provocar el crecimiento del sentimiento independentista. Más que simplistamente consideraron las autoridades chinas que una buena estrategia para combatir la secesión era reducir las diferencias entre las provincias alejadas y el resto del país. La gran inversión económica denota que hay muchos objetivos en juego; el principal radica en que Xinjiang es la puerta de entrada al corredor centro-asiático. La construcción permanente y la llegada del tren de alta velocidad implican una apuesta de China para crear una nueva Shangai al oeste de la nación.Reeditando la histórica "ruta de la seda", que unía Xian con Constantinopla, China busca formar en Xinjiang un centro logístico que conecte las regiones centrales y costeras con Asia Central. Las relaciones comerciales entre China y sus vecinos del "hinterland" han crecido mucho en el último tiempo. La explotación de materias primas en la región es creciente lo que ha disparado la demanda interna de energía. Xinjiang debe ser un territorio seguro: existen proyectos relacionados con las enormes reservas de petróleo, gas natural, carbón y uranio allí presentes. Dos claros ejemplos son el oleoducto de 3.000 km entre China y Kazajstán y el gasoducto de 7.000 km que va desde Turkmenistán hasta Shangai, pasando por Uzbekistán y Kazajstán.Horgos, ciudad fronteriza con Kazajstán, fue declarada Zona Económica Especial al igual que Kashgar, otra localidad de la zona. El objetivo del gobierno chino es atraer inversión extranjera gracias a las facilidades brindadas. Las obras de infraestructura son desarrolladas en forma constante atrayendo población de distintas provincias chinas que arriban, se instalan y generan tensiones con los uigures autóctonos. Los han ya son mayoría en las urbes, relegando a los uigures a zonas más despobladas, principalmente al sur del desierto. Los inmigrantes se ubican en las ciudades del norte, en donde se destaca la construcción constante de bancos y centros comerciales. Nicolás de Pedro1, especialista en temas de Asia Central, aduce que la principal causa del malestar de los uigures es la inmigración.En Xinjiang se ha llevado a cabo un proceso de transformación social que se ha dado en llamar2 la "hanificación": una oleada de colonización de la etnia han, de crecimiento de la cultura china y de expansión del idioma mandarín. Estos procesos generan un fuerte resentimiento en la población uigur.El control de la diásporaLa represión y el empleo de una estrategia de desarrollo económico en la zona no es suficiente para controlar las tensiones de lo que hemos llamado "la causa uigur". Para China sería difícil mantener la calma en Xinjiang sin la cooperación de los países de Asia Central y sin aplastar, al mismo tiempo, a la diáspora uigur. A través de organizaciones y tratados bi y multilaterales, China se asegura de sellar la frontera para frenar un posible apoyo a los uigures desde el exterior.China, Rusia, Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán crearon en 2001 la Organización de Cooperación de Shangai. La misma estableció un convenio entre los países para la cooperación militar y el intercambio de información entre los servicios secretos. Este organismo es fundamental para la seguridad en Xinjiang, una provincia clave en la articulación entre China y el Asia Central.En el aspecto bilateral, China exigió un compromiso diplomático a la vecina Kazajstán, en donde vive la mayor diáspora uigur, estimada en 200.000 personas. El acuerdo supone explícitamente el no apoyo a movimientos eventualmente secesionistas y Kazajstán depende fuertemente del abastecimiento de la China. La diáspora uigur también se instaló en Kirguistán, país que posee un entorno político más abierto. Allí, donde habitan más de 40 mil uigures, se produjeron ataques a locales chinos y asesinatos. En Uzbekistán y Turkmenistán las comunidades son pequeñas y tienen pocos vínculos con las residentes en China.A nivel internacional, la causa no ha logrado apoyos significativos, como sí lo han tenido los tibetanos aunque cuenten con la figura, en la diáspora, de Rebiya Kader, exiliada tras estar encarcelada en China. Beijing realizó una campaña diplomática dura en su contra para evitar su ascenso, aunque Kader obtuvo apoyos en Japón y Australia. Su objetivo es internacionalizar el conflicto para que sea conocid0. Los uigures que llegaron a Estados Unidos, Turquía y Alemania tratan de ir por el mismo camino. El Congreso Uiguir Mundial, creado en 2004, tiene su sede en Munich. Mientras que, desde Turquía, a donde huyó una gran cantidad, se oyó la voz del presidente Erdogan, quien en 2009 pidió que finalicen las atrocidades cometidas contra este pueblo.La independencia es una utopíaLos uigures reivindican su identidad y cultura desde hace siglos. La invasión china, durante la dinastía Qing, se dió a mediados de los años 1700 pero el dominio fue frágil. Hasta fines del siglo XIX, la presencia rusa y las disputas con el imperio británico fueron características de todo el oeste de la China.Aprovechando esa inestabilidad, los uigures lograron formar una nación propia pero de vida corta; en 1933 se fundó Turkestán oriental. La nueva nación era vista como un freno al avance de China y la Unión Soviética. Stalin la derrocó y, luego, en 1949, el ejército comunista chino conquistó Xinjiang. Como toda provincia china vivió las distintas fases de la nación: los excesos, las hambrunas y la represión, así como los cataclismos políticos de la Revolución Cultural.Entre los años ochenta y los noventa se produjo el momento más cercano a la independencia para los uigures. La caída de la Unión Soviética le permitió a las naciones de Asia Central crear sus repúblicas independientes. Los cambios en China, que habían llegado de la mano de Deng Xiaoping, permitieron también cierta tolerancia y permisividad con el Islam y su lengua. Las autoridades, centradas en el control de otras zonas del país, dejaron crecer el sentimiento separatista. Sin embargo, China nunca quiso desprenderse del territorio. Si bien se concedieron permisos, se abrieron fronteras y se otorgaron visas, la secesión hubiese sido demasiado problemática para el país.Los uigures vieron su libertad en el horizonte pero el nacionalismo nunca tuvo la unidad necesaria para formar un movimiento independentista como en el Tíbet. Hoy en día a lo máximo que pueden aspirar los uigures es luchar por el respeto de sus derechos religiosos y de su cultura. Pero, en las circunstancias actuales dado el autoritarismo chino, hasta eso es imposible. El dominio chino es seguro y sólido. Parecería que hace tiempo que, con su triple estrategia, China les ganó la guerra.1-"El conflicto de Xinjiang", Nicolás De Pedro 2-"La silenciosa conquista China", Juan Pablo Cardenal y Heriberto Araujo Sobre el autorLic. en Estudios Internacionales, Universidad ORT-Uruguay
BASE
El gobierno de Ucrania se encuentra ante la disyuntiva de elegir entre un nuevo y marcado acercamiento a la Unión Europea o continuar alimentando su tradicional cercanía geográfica y cultural con Rusia. Ante esta disyuntiva, Ucrania se benefició especulando con "el camino del medio" pero las presiones, de ambos lados por cierto, comienzan a ser cada vez más grandes. El presidente del país, Victor Yanukovich, parece decidido a enfilarse hacia Europa. Pero, para lograr esa operación, para construir una buena relación con Bruselas deberá solucionar el caso de la ex primer ministra Yulia Timoshenko, que se encuentra en prisión. También Ucrania tendrá que lidiar con las seguras represalias de Rusia, ya que el presidente Vladimir Putin quiere mantener a Kiev bajo su órbita política a cualquier precio.Unión Europea: la opción más democráticaSi bien desde Kiev se busca obtener acuerdos tanto con Rusia como con Europa, el Ministro de Relaciones Exteriores, Leonid Kozhara, afirmó meses atrás que la integración como miembro de la Unión Europea es "la base de su política exterior". Ucrania tiene como objetivo ser un país independiente próximo al sistema europeo, sin relegar soberanía alguna ante Rusia. Por su ubicación geográfica, los ucranianos quieren y pueden mostrarse atractivos a la inversión extranjera europea. Para ello es clave la firma de un Acuerdo de Asociación con la Unión. Aunque Europa, en este momento, no esté muy dispuesta a fomentar "ampliaciones" que suelen ser costosas, el próximo noviembre en la reunión del Consejo podría firmarse un tratado de comercio con Ucrania. Este es un año clave para la relación entre ambos ya que, en 2014, habrá elecciones en el Parlamento Europeo y, un año después, serán las presidenciales en Ucrania.Para lograr mejorar las relaciones con Bruselas y lograr una futura adhesión, Ucrania está cumpliendo con un ambicioso plan que incluye cambios en el sistema judicial, lucha contra la corrupción, reformas económicas y modificaciones en la legislación electoral. Sin embargo, el punto clave a superar es el trato que se le ha dado y se le da a Yulia Timoshenko. La ex primer ministra fue arrestada el 5 de agosto de 2011 y llevada a una prisión preventiva antes de ser sentenciada. Esta situación le generó problemas de imagen a Ucrania en el ámbito internacional y reclamos para su liberación por parte de Catherine Ashton y Hillary Clinton, entre muchos otros. En su momento Bélgica, Francia y Reino Unido amenazaron con boicotear eventos deportivos y cumbres que se realizasen en territorio ucraniano. Timoshenko, considerada una rival de Rusia por sus políticas pro occidentales, ya había sufrido procesos legales en su contra pero todos fueron cerrados luego de las elecciones de 2004.Destrabar el acercamientoEn octubre de 2011 Timoshenko fue hallada culpable por extralimitarse en sus funciones en la firma de un acuerdo de importación de gas con Rusia que, según fuentes ucranianas, le provocó pérdidas al país por más de 200 millones de dólares. La ex mandataria fue culpada por abuso de poder y por establecer contratos altamente onerosos para Kiev. Por ello fue condenada a 7 años en una prisión en Jarkov. Hasta el momento, la mayor parte del tiempo Timoshenko estuvo en un hospital, en donde se la trata por un problema en su columna. Su persecución no finaliza allí, también fue acusada de complicidad en un asesinato por encargo hace más de diez años. Por último, se le implicó en una causa penal por haberle supuestamente endosado al Estado una deuda que su corporación había contraído con el Ministerio de Defensa de Rusia. Las condiciones de su encarcelamiento fueron polémicas porque se acusó a la Policía de malos tratos, aunque el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, situado en Estrasburgo, negó esa acusación.Más allá de los posibles errores que Timoshenko pueda haber cometido durante su estadía en el poder, el gobierno buscó eliminarla de la vida política para que no se presente a futuras elecciones y que el partido del presidente Victor Yanukovich tenga, en el futuro, la vía libre para perpetuarse en el poder con relativa tranquilidad.Aunque es evidente que lo único angelical de Timoshenko es su figura, se puede sospechar con alguna base sólida que los distintos procesos mencionados fueron, esencialmente, un conjunto de ajustes de cuentas y una venganza política. La figura de Timoshenko es muy controversial, genera admiración y odio tanto dentro como fuera de fronteras, pero la oposición a la Unión Aduanera rusa le trajo claramente muchos enemigos del otro lado de la frontera. Es bueno recordar que en las elecciones de enero del 2010 el presidente Yanukovich superó en las urnas a Timoshenko con un 49% frente a 45%. Si bien al principio ella se negó a reconocer su derrota electoral, al tiempo retiró la impugnación ante los tribunales. Cabe destacar que los observadores internacionales valoraron positivamente las condiciones en las que se realizaron los comicios.Para destrabar la situación con la Unión Europea, el requisito es sencillo: Ucrania debería aceptar la demanda del Tribunal de Estrasburgo y excarcelar a Timoshenko. En las últimas semanas, se anunció la posibilidad de dejarla en libertad. Buscando un camino intermedio, el gobierno ya comenzó con la liberación de algunos funcionarios del gobierno Tomoshenko, el ministro del Interior Lutsenko y el de Medio Ambiente Filipchuk, acusados de mal uso de fondos públicos. Con estas decisiones se intenta tender puentes con Bruselas. Una opción posible es dejar que Timoshenko se vaya a Alemania para tratar sus problemas de salud, lo que satisface al oficialismo, que no quiere su retorno a la política y que busca una fórmula para evitar su postulación a las elecciones de 2015.Las represalias de RusiaLas consecuencias para Ucrania de concretar el acercamiento con Europa se resumen en una expresión: "la reacción de Rusia". Moscú considera "incompatible" que Kiev tenga relaciones económicas fluidas con ambos bloques y, si bien niega haber emprendido una guerra comercial, es claro que intenta evitar el avance de Kiev hacia Occidente y un posible tratado de asociación con la Europa. Las represalias se pueden observar principalmente en el comercio, a través de suspensiones de permisos, bloqueos y trabas a los transportes que llevan mercancías hacia territorio ruso. El objetivo de Putin es llevar a Ucrania hacia "su" Unión Aduanera, junto a Bielorrusia y Kazajstán, en la cual el gobierno de Kiev ya tiene rango de observador con una participación que incluye voz pero no voto. La Unión Aduanera es el mayor socio comercial de Ucrania, representando más del 50% del intercambio comercial.Según Putin este proyecto es la única forma de que Ucrania sea competitiva, ya que Rusia es su socio principal. Seguramente Moscú continúe presionando a Yanukovich de aquí a noviembre. Lo que tiene para ofrecer Rusia es una integración económica y, sobretodo, un suministro más barato del gas por lo que Putin intenta poner a Ucrania entre la espada y la pared, obligándolos a elegir entre ellos o Europa.Hace algunos meses el mandatario ruso viajó a Ucrania predicando la idea de "un solo pueblo". Apeló a la unidad cultural y religiosa con Ucrania y Bielorrusia para la conformación de un espacio común. Durante su viaje del mes de julio, aprovechando el 1025 aniversario de la cristianización de Rusia tras la conversión del príncipe Vladimir de Kiev, se entrevistó con el presidente Viktor Yanukovich pero sin lograr mayores resultados. Los intentos de mantener a Ucrania bajo su órbita traspasaron las líneas estatales e incluyeron también el espacio religioso. La Iglesia cristiana ortodoxa es una de las entidades más ricas de Rusia, con un papel privilegiado en la sociedad actual. Tras recuperar parte de su antiguo espacio ideológico ante el vacío dejado por los comunistas, el Patriarca Kiril, afín a Putin, busca colaborar en la construcción del liderazgo del espacio postsoviético que, por supuesto, incluye a Ucrania.Arquitectos de su propio futuroLa situación política de los últimos años en Ucrania ha estado marcada por la inestabilidad, el autoritarismo y la corrupción. En 2004 se formó un movimiento popular que se manifestó fuertemente contra el fraude electoral. La denominada "Revolución Naranja" generó protestas masivas ante las irregularidades en el recuento de votos, situación que, en aquel entonces, derivó en la realización de una tercera cita electoral. Luego de esos comicios, Lulia Timoshenko asumió como primer ministra en el gobierno de Yushenko pero, al tiempo, dejó el cargo por discrepancias. Retornó al cargo nuevamente en setiembre de 2007 hasta abril de 2010 cuando Yanukovich venció en las presidenciales.En las últimas elecciones legislativas de octubre de 2012, Timoshenko tuvo que votar en la cárcel. En dichos comicios se impuso el Partido de las Regiones del presidente ucraniano Yanukovich, contando con el apoyo de sus aliados comunistas. El partido Batkivshina, que reúne a los seguidores de Timoshenko, se ubicó en segundo lugar. Además de estas dos grandes fuerzas políticas, lograron buenos resultados la agrupación del campeón mundial de boxeo Kiltscho (14%), el Partido Comunista (12%) y la extrema derecha Svoboda (12%). Si bien hubo acusaciones por abuso de recursos gubernamentales, el resultado reforzó al oficialismo para las presidenciales de 2015.El gobierno de Yanukovich, en un principio cercano y colaborador de Rusia, se valió del "camino del medio" en política exterior, manteniendo buenas relaciones tanto con Moscú como con Bruselas. Sin embargo José Manuel Barroso, presidente de la Comisión Europea, le dejó claro a Yanukovich que el acuerdo de libre comercio con la Unión Europea era incompatible con el proyecto de asociación ruso. En ello la UE no se presenta mucho más liberal que Putin. Rusia, que quiere oficiar de intermediario entre Asia Central y Ucrania, le teme al acercamiento de Ucrania con la Unión Europea, así como también al partido de Timoshenko, que planea revisar los acuerdos de venta de gas que se firmaron con precios ventajosos para Moscú.Ucrania no quiere ser una "marioneta" de Rusia ni perder capacidad de decisión soberana. Este país de 46 millones de habitantes es paso obligado para llevar el gas y el petróleo a Europa, funcionando como eje entre dos zonas claves del mundo. Sin embargo, se encuentra acorralado al no querer desprenderse totalmente de Moscú, por la importancia de este país en su economía. A su vez, además de luchar contra la presión de Putin, Yanukovich deberá seguir adelante con sus cambios económicos y democráticos para poder cumplir los requisitos de Bruselas. Ucrania aún está muy lejos de la Unión Europea, principalmente por los valores democráticos. Deberá en el corto plazo tomar decisiones claves para acercarse a Europa como la excarcelación de Timoshenko. Sin embargo los años que le lleve buscar la adhesión pueden ser muy costosos por la represalia rusa. Sobre el autorLicenciado en Estudios InternacionalesUniversidad ORT - Uruguay.
BASE