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Los profundos cambios que han enfrentado las empresas cubanas en la última década resaltan el papel importante de los directivos en las organizaciones, como impulsores de procesos de cambio, por lo que conocer cuáles son los estilos de dirección que aplican mujeres o varones, representa una cuestión de interés y actualidad, tanto para el mundo académico como para el empresarial. Este artículo muestra los resultados de una investigación desarrollada a partir de estudios de casos, para analizar la influencia de los factores personales y la cultura organizacional en los estilos de liderazgo de mujeres y hombres que se encuentran en posiciones directivas en empresas de Ciudad de La Habana. Como las mujeres constituyen la mayoría de la fuerza técnica y profesional del país, así como la mayoría de las graduadas universitarias, es importante no solo analizar la cantidad de mujeres que acceden y se desempeñan en puestos de dirección sino cómo influyen, modifican y transgreden (o no) con su actuación los patrones establecidos, asignados para ellas en una sociedad, que aunque socialista, sigue siendo patriarcal.

El proyecto político y social en el poder en Cuba, coloca como meta del
desarrollo, la eliminación de las desigualdades de clase y la inclusión social
plena. De esta forma, un eje imprescindible para juzgar el carácter de los
cambios en curso es evaluar su calidad regresiva o progresiva en términos de los
avances de igualdad social. Este texto se involucra en tal evaluación,
explorando dos ángulos: el modelo de estructura social implícito en la
'actualización' (los mecanismos de funcionamiento de las políticas y programas
sociales que introduce) y su efecto de modificación del cuadro sociestructural
precedente. A partir de la revisión de los documentos programáticos del cambio y
el análisis de estadísticas públicas, el trabajo muestra que el programa de
reformas ha sido confrontado por vía técnica y política con muy diversos actores
y logra responder en gran medida a recomendaciones realizadas por la academia y
por la población. Sin embargo, presenta omisiones importantes, en el ámbito
estratégico, de algunos aspectos de elevada fuerza en la estructuración de
desigualdades como las situaciones de pobreza y los mecanismos sociales que la
(re) producen de forma estructural, los procesos de exclusión social para el
acceso a oportunidades laborales, de ingreso, y hábitat, entre otras, que tienen
entre sus causas las desigualdades de raza y género. Herramientas de
discriminación positivas, de mayor diapasón para los grupos que van quedando
rezagados, constituyen elementos subtratados en la plataforma programática del
proceso de actualización. El cuadro sociestructural resultante alerta sobre el
resultado de tal reconfiguración, la que se acompaña de un ensanchamiento de las
brechas de equidad y de la resistencia de la pobreza y las desventajas. Para que
esta etapa de reconfiguración logre mejorar desempeños de equidad y no dañarlos
seriamente, debería fortalecer la actuación de la política social sobre los
determinantes estructurales de la reproducción de las desigualdades y las
desventajas tanto a nivel micro como a nivel macrosocial.