Que no es el acceso abierto ; What Open Access is not
Recientemente Redalyc compartió la primera edición en español del libro de Peter Suber editado inicialmente por el Instituto Tecnológico de Massachusetts traducido por Remedios Melero del comité científico de Redalyc y editado por la Universidad Autónoma del estado de México UAEM . Este libro permite aclarar más de una confusión y decantar en forma precisa lo que es y lo que no es el acceso abierto, muy relevante para aquellos que hemos apostado a esta opción de divulgación científica. Para este caso centraré mi editorial en lo que no es el acceso abierto (OA). Suber (2015) afirma: 1. No es un intento por eludir la revisión por pares; es frecuente que una parte de nuestras comunidades en especial en ciencias humanas y sociales igualen desafortunadamente el OA con evadir la evaluación de pares y que confundan la práctica común de no pago a evaluadores con la no revisión de pares. Es claro que las declaraciones diversas de OA promueven la revisión por pares. 2. El OA no trata de cambiar o eliminar los derechos de explotación (copyright); el acceso abierto usa los trabajos que son de dominio público y con el consentimiento del o de los titulares de los derechos. 3. El OA no es un intento de suprimir los beneficios que pueden generar las regalías derivadas de la publicación lo que trata de es de evidenciar que seguramente los beneficios del acceso abierto son superiores a los de no percibir regalía alguna. 4. El OA no niega que este tiene un conjunto de costos de producción lo que afirma es que deben pensarse formas alternativas a trasladar los costos a otros actores que no sean los lectores. 5. El OA no busca eliminar los derechos de autor; por el contrario busca que estos conozcan todo el control de los trabajos que publica. 6. El OA es un intento de acabar la libertad de la libertad de catedra los académicos son libres de enviar sus productos donde quieran. 7. El OA no trata de evadir las acciones contra el plagio o promoverlo; todas las políticas del acceso abierto promueven los reconocimientos a la autoría, es más, las acciones por identificar, regular y sancionar las acciones de plagio han llevado a la creación de entidades como COPE (Committee on Publication Ethics ) (López-López, 2014; Yong, Ledford, & Van Noorden, 2013). 8. El OA no pretende atacar las editoriales convencionales todo lo contrario el acceso abierto promueve los investigadores y las instituciones para las que firman. 9. El OA no promueve el ataque a otros tipos de estrategias editoriales o de editores que no comparta el acceso abierto. 10. El OA no tiene como objetivo el acceso obligatorio a otras audiencias no académicas; el acceso abierto busca en primer lugar facilitar la conexión entre académicos e investigadores. Para esto trata de que cualquier persona con conexión a internet pueda acceder a los contenidos. 11. El OA no implica el acceso universal, pues el mismo no puede controlar por ejemplo los filtros de contenidos que ejercen entidades y gobiernos; no puede controlar las barreras idiomáticas, tampoco puede resolver las barreras que impone la discapacidad y menos las de conectividad. Finalmente agregaría otros 12. El OA no promueve el uso de métricas de la producción publicada incluidas las métricas de citación como las de Scielo que incluye análisis de citación, Redalyc que enfatiza en descargas y colaboraciones e incluso sistemas de indexación en sistemas comerciales como el Web of Science (WOS) de Thompson-Reuters o Scopus de Elsevier que enfatizan en prácticas de citación y desarrollan sistemas como el Journal Citation Reports (JCR) o el Scimago Journal Rank y por ultimo 13. El OA no ataca o promueve la exclusión de las publicaciones en sistemas de indexación. El libro de Suber es una obra muy relevante, de consulta obligada para editores, investigadores y administradores de la gestión de conocimiento por cuanto aclara y precisa los alcances y limitaciones del acceso abierto. Vale la pena mencionar la desafortunada y poco real afirmación de Jeffrey Beall al OA y los sistemas de Scielo y Redalyc al compararlo con favelas. Compartimos las declaraciones de rechazo iniciadas en los diferentes niveles y consideramos que nuestros sistemas han sido una alternativa viable, rigurosa y sostenible ante prácticas inadecuadas y centradas en la comercialización de los contenidos. Hemos aprendido a convivir con las casas editoriales privadas, sus métricas y reglas pero estamos de acuerdo en que su modelo tiene fallas y no representa ni la situación ni abarca la divulgación científica de los países de América Latina y en desarrollo (Alperin et al., 2015). ; Recently, Redalyc shared the first edition of Peter Sauber's book, which was first edited by the Massachusetts Institute of Technology and translated by Remedios Melero, of the Redalyc Scientific Committee. This book clears more than a few confusing aspects regarding what Open Access is and is not, which is very relevant for those who, like us, have chosen to use it for scientific communication. I will focus this editorial on what Open Access (OA) is not. Suber (2015) states the following: 1) It is not an attempt to avoid peer review; a part of our communities, especially in the human and social sciences, often equate OA with avoidance of peer-review and confound the common practice of not paying reviewers to review with lack of peer-review. Statements in OA publications certainly promote peer-reviewing processes. 2) OA does not try to change or refuse exploitation rights; open access uses works in the public domain with the consent of the holder of their rights. 3) OA is not an attempt to suppress the benefits from publication royalties; what it does is to point out that benefits from open access are probably higher than those of not earning royalties at all. 4) OA does not deny that there are associated costs, but it does suggest that alternatives to charging readers need to be found. 5) OA does not seek to end copyright; quite the contrary, it aims to acknowledge them. 6) OA is an attempt to end academic freedom; no, researchers are free to submit their products anywhere. 7) OA is not promoting plagiarism or disrupting anti-plagiarism; every OA policy promotes acknowledgment of authorship and in fact actions oriented towards the identification, regulation and punishment of plagiarism have led to the creation of entities such as COPE (Committee on Publication Ethics ) (López-López, 2014; Yong, Ledford, & Van Noorden, 2013). 8) OA is not an attack on traditional publishing houses; in fact, OA is a vehicle for promoting the work of researchers and institutions. 9) OA does not go against other editorial strategies or editors who do not share OA policies. 10) OA's goal is not to force catering to non-academic audiences; open access seeks to facilitate a connection between researchers and the rest of academia, by trying to make knowledge available to anyone with Internet access. 11) OA does not imply universal access, since it cannot, by itself, control content filters put in place by entities and governments; it cannot avoid barriers imposed by language, disability or connectivity. I would also add a couple of additional misunderstandings. 12) OA does not promote the use of published output metrics such as citation analysis (SciELO), downloads and collaborations (Redalyc), or proprietary citation algorithms (Web of Science or Scopus). And finally, 13) OA does not promote the exclusion of publications from indexing systems. Suber's book is very relevant, and needs to be consulted by editors, researchers and knowledge managers, since it clarifies the scope and limitations of open access. It is worth mentioning that this piece is a response to Jeffrey Beall's unfortunate characterization of OA, SciELO and Redalyc as "favelas", poorly grounded in reality. We share the views of many actors and entities who voiced their criticisms to those opinions. We believe that our systems have been a rigorous, viable, and sustainable alternative to inadequate practices centered in the commercialization of content. We have learned to live alongside private publishing houses, their metrics and regulations, but we agree that their model has certain flaws and that it does not represent the situation of scientific dissemination in Latin America and in other developing countries (Alperin et al., 2015).