La Banda Gallega: un paisaje cultural de frontera. Análisis geoespacial de la articulación defensiva del límite noroccidental del alfoz de Sevilla en la Baja Edad Media
In: https://idus.us.es/handle//11441/130660
La investigación tuvo por objeto el estudio de los procesos de fortificación de este territorio de frontera emplazado en el límite noroccidental del alfoz hispalense en la Baja Edad Media, desde un enfoque que trasciende la estricta lógica militar o defensiva, considerando la red castramental como elemento clave en la articulación territorial de este espacio geográfico en torno al cual se estructura el poblamiento, condicionando el urbanismo de sus villas y la propia antropización del medio físico sobre el que se asienta, ligado a un proceso de repoblación activa tras la conquista militar de sus dominios. El ámbito espacial se circunscribe al de la red castramental que conforman las fortificaciones bajomedievales integrantes de la «Banda Gallega» procurando la guarda y defensa del reino de Sevilla, que en estas demarcaciones definía una encrucijada de jurisdicciones astillada por intereses contrapuestos, que pugnaban por la expansión territorial de sus dominios hacia un espacio en disputa punzonado desde su límite septentrional por las encomiendas templaria y santiaguista, así como desde poniente por el reino de Portugal. La rotundidad del medio físico sobre el que se asientan estas arquitecturas militares condicionó la implantación territorial de estas defensas pasivas vinculadas al control estratégico de las fronteras y a la vigilancia de los pasos naturales y las vías de penetración del territorio histórico. Sus emplazamientos en altura, se ubicaron próximos a los recursos hídricos, en terrenos que permitían aprovechamientos agropecuarios capaces de dar sustento a las huestes militares que procuraban la guarda y defensa de este territorio, así como a las poblaciones campesinas a las que dotaban de protección. El contexto histórico es el de la expansión territorial de los reinos cristianos peninsulares entre los siglos XI y XIII, materializado en este concreto ámbito geográfico a mediados de ese último siglo. La toma de las fortificaciones andalusíes por las huestes cristianas se tradujo en una reformulación de la concepción de las defensas y el tránsito de un hábitat rural disperso enraizado en los esquemas tribales clánicos a un régimen feudal. El proceso de «encastillamiento» supuso una concentración de la población al abrigo de una red castramental que responde a una nueva organización territorial, política y fiscal, perfeccionada a lo largo del s. XIV en el que se labraron nuevos castillos y atalayas en respuesta adaptativa a la fluencia de los nuevos escenarios geoestratégicos en torno a las fronteras exteriores e interiores al reino de Castilla y León. En el s. XV el proceso de señorialización del territorio dará lugar al surgimiento del conjunto de torres fuertes de «La Contienda» auspiciadas por la nobleza concejil sevillana, refractaria a ciertas injerencias de la Corona de Castilla que pretendió limitar el poder de estas oligarquías locales. La orden de entrega de estas fortaleças para su derribo por el suelo por parte de los Reyes Católicos tras su entronización ha de contextualizarse en el reforzamiento del status regni dentro del proceso de pacificación de Andaluzia.