A menudo se considera a las feministas como mujeres difíciles e irritables que suelen estropear un ambiente relajado con su excesiva susceptibilidad. El objetivo que aquí se persigue es analizar la interesante forma en que Ahmed se hace eco de este rechazo al feminismo, insistiendo en su alcance político y su capacidad para denunciar y enfrentarse al sexismo, al racismo o la homofobia. Se ofrece una reflexión sobre nuestra capacidad para detectar y cuestionar los discursos de odio. Se subraya, así, la importancia de las posiciones críticas e incómodas, tan características de algunos feminismos, por ser perspectivas que pueden suponer un estímulo para la transformación y mejora de la sociedad. Para ello, se realiza una revisión de las obras de Ahmed en las que aparece la figura de la feminista aguafiestas y se recurre a otros textos relevantes para comprender su propuesta.
En la modernidad surge un vocabulario específico que defiende la libertad y la igualdad que también es empleado para defender posturas misóginas y para justificar la desigualdad entre mujeres y hombres. Un ejemplo claro de esto es la explicación que ofrece Rousseau sobre la división sexual del trabajo y de la vida: de forma natural, las mujeres deciden quedarse en casa y cuidar de la progenie mientras los hombres se van a buscar el alimento necesario para el grupo. De esta manera se pretende explicar la relegación de las mujeres al ámbito de lo privado y doméstico. En la contemporaneidad esta división entra en crisis, debido a la labor crítica de muchas autoras y grupos feministas, entre quienes cabe destacar a Betty Friedan, Kate Millett o el grupo Radicalesbians, cuyos análisis no solo logran poner en entredicho esa división de espacios, sus límites, su naturaleza y aceptación, sino que también consiguieron mostrar el alcance político y de control que subyacía en el reparto de tareas, así como las posibilidades liberadoras de su crítica y desobediencia. Betty Friedan denuncia los obstáculos sociales con los que se encuentran las mujeres que quieren trabajar fuera de casa, e insiste en las consecuencias devastadoras para la psique femenina; Kate Millett pone en evidencia la política con la que la sociedad logra someter a las mujeres y cómo esta logra entrar hasta en los espacios más personales, íntimos e insospechados; y el grupo Radicalesbians subraya las posibilidades de liberación que tienen las políticas realizadas por mujeres que se identifican con mujeres. Estas autoras consiguieron ofrecer interpretaciones lo suficientemente abiertas y ricas como para que algunas de sus ideas y líneas de pensamiento estén presentes en los feminismos actuales. In the modern age a specific lexicon has arisen to defend liberty and equality. This vocabulary has also been employed to defend misogynist positions and to justify the inequality between women and men. One clear example is Rousseau's explanation of the sexual division of labour: women "naturally" decide to remain at home and look after the children while the men search for the resources necessary for the group. In this manner he intends to explain the relegation of women to the private and domestic sphere. In the twentieth century this division entered in crisis due to the critical work of many feminist thinkers and groups. Among these Betty Friedan, Kate Millett and the Radicalesbians stand out. Their analyses put in question this division of spheres, their limits, their nature and their acceptance in society. Moreover they show the political scope and the power which underlies this division of labour, as well as the liberating possibilities resulting from the criticism of and the disobedience to the same. Betty Friedan denounces the social obstacles faced by women who wish to work outside the home and highlights the devastating consequences for the female psyche. Kate Millett puts in evidence the political system which oppresses women and how it colonises personal and intimate spaces. The Radicalesbians group underlines the freedom realised by woman-identified women. These feminists offer open and rich interpretations which are relevant in the present.
In the modern age a specific lexicon has arisen to defend liberty and equality. This vocabulary has also been employed to defend misogynist positions and to justify the inequality between women and men. One clear example is Rousseau's explanation of the sexual division of labour: women "naturally" decide to remain at home and look after the children while the men search for the resources necessary for the group. In this manner he intends to explain the relegation of women to the private and domestic sphere. In the twentieth century this division entered in crisis due to the critical work of many feminist thinkers and groups. Among these Betty Friedan, Kate Millett and the Radicalesbians stand out. Their analyses put in question this division of spheres, their limits, their nature and their acceptance in society. Moreover they show the political scope and the power which underlies this division of labour, as well as the liberating possibilities resulting from the criticism of and the disobedience to the same. Betty Friedan denounces the social obstacles faced by women who wish to work outside the home and highlights the devastating consequences for the female psyche. Kate Millett puts in evidence the political system which oppresses women and how it colonises personal and intimate spaces. The Radicalesbians group underlines the freedom realised by woman-identified women. These feminists offer open and rich interpretations which are relevant in the present. ; En la modernidad surge un vocabulario específico que defiende la libertad y la igualdad que también es empleado para defender posturas misóginas y para justificar la desigualdad entre mujeres y hombres. Un ejemplo claro de esto es la explicación que ofrece Rousseau sobre la división sexual del trabajo y de la vida: de forma natural, las mujeres deciden quedarse en casa y cuidar de la progenie mientras los hombres se van a buscar el alimento necesario para el grupo. De esta manera se pretende explicar la relegación de las mujeres al ámbito de lo privado y doméstico. En la contemporaneidad esta división entra en crisis, debido a la labor crítica de muchas autoras y grupos feministas, entre quienes cabe destacar a Betty Friedan, Kate Millett o el grupo Radicalesbians, cuyos análisis no solo logran poner en entredicho esa división de espacios, sus límites, su naturaleza y aceptación, sino que también consiguieron mostrar el alcance político y de control que subyacía en el reparto de tareas, así como las posibilidades liberadoras de su crítica y desobediencia. Betty Friedan denuncia los obstáculos sociales con los que se encuentran las mujeres que quieren trabajar fuera de casa, e insiste en las consecuencias devastadoras para la psique femenina; Kate Millett pone en evidencia la política con la que la sociedad logra someter a las mujeres y cómo esta logra entrar hasta en los espacios más personales, íntimos e insospechados; y el grupo Radicalesbians subraya las posibilidades de liberación que tienen las políticas realizadas por mujeres que se identifican con mujeres. Estas autoras consiguieron ofrecer interpretaciones lo suficientemente abiertas y ricas como para que algunas de sus ideas y líneas de pensamiento estén presentes en los feminismos actuales.