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El "aplanamiento" de la economía mundial ha traído muchas consecuencias. De hecho, en las últimas décadas, numerosos avances tecnológicos han contribuido de manera fundamental a un nuevo modelo de producción, distribución y consumo de alimentos. Por consiguiente, los productos alimenticios que contienen materias primas provenientes de distintas regiones viajan a través de muchas fronteras nacionales para su consumo o procesamiento ulterior. Como respuesta al número cada vez mayor de incidentes multinacionales relacionados con la seguridad alimentaria, varios países han revisado sus sistemas legislativos en seguridad alimentaria y han establecido diversas y nuevas medidas formativas. Este artículo recoge las limitaciones de las regulaciones por las leyes nacionales de alimentos, analizando los avances recientes del marco formativo de seguridad alimentaria de tres de los principales actores en el comercio mundial de alimentos: China, Estados Unidos y la Unión Europea. Los problemas actuales de seguridad alimenticia son de igual naturaleza que el proceso de producción de alimentos: globalizados. Por tanto, los retos que se deben afrontar van más allá de las competencias de las naciones individuales. Es necesaria una estrategia integral que regule la seguridad alimenticia tanto en el ámbito nacional como en el internacional.