Implicancia ético-política de las tragedias de Séneca
"Nuestros grandes muralistas son nuestros novelistas", afirma Albert Camus refiriéndose a los grandes novelistas franceses. Lo mismo y con mayor razón, puede decirse de los grandes trágicos de la antigüedad pagana. Su penetración psicológica está encuadrada en un marco de sólidas convicciones éticas, sostenidas, a su vez, por una noción bien definida de la naturaleza humana y su relación con un orden general que, de hecho, se concreta en la polis. Partiendo de ésta base, la de un orden en la realidad y la de una medida en las cosas humanas, se da un criterio que permite deslindar con Claridad entre el bien y el mal, la rectitud y la falsedad, la verdad y la mentira, la virtud y el vicio tanto en la esfera privada como en la pública, ambas íntimamente ligadas…