Miguel Cabañas Bravo: "Leopoldo Panero y las Bienales Hispanoamericanas de Arte". Astorica, nº 31, 3ª época (nº dedicado a "Leopoldo Panero: 50 años después", ed. al cuidado de Javier Huerta Calvo y Javier Cuesta Guadaño), León, 2012, pp.183-208. (ISSN: 0212-6141-31) ; [ES] El poeta Leopoldo Panero fue el Secretario General de las Bienales Hispanoamericanas de Arte, magno y trascendente certamen, inscrito en la "política de la Hispanidad", que convocó al arte contemporáneo hispano en los años cincuenta. Allí se aunaron horizontes de la diplomacia, la cultura hispana y el avance creativo, facetas confluentes en la formación e intereses del astorgano, quien condujo sus osadas, complejas y tempestuosas ediciones. ; [EN]The poet Leopoldo Panero was the General Secretary of the Hispano-American Biennial Art Exhibitions. These were important and far-reaching competitions in the frame of the "politics of the Hispanic world", which summoned the contemporary art in the fifties. In this context, diplomacy, Hispanic culture and artistic proposals met. These were all a part of the education and interests of Panero, who lead the daring, complex and stormy editions. ; P.N. de I+D+i, ref.: HAR2011-25864 ; Peer reviewed
The current article tries to offer an estetic and political lecture of the Antología de la poesía hispanoamericana published by Leopoldo Panero between 1944 and 1945 under the governmental protection. The article starts defining the particular biography of the spanish writer, and his relations with the Spanish American poets –specially Vallejo and Neruda– and his journeys to America as a relevant man of the Francoist movement between 1949 and 1954. The systematic lecture of his prefaces and his selection of poets disclose his particular vision of Latin America, always influenced by the imperial concept of Falange but based in his own vision of the symbolism of the American Lyric. These lines try to maintain, to summarize, the thesis that defends the incredible complexity of Panero's postulates. ; El presente artículo trata de ofrecer una lectura estética y política de la Antología de la poesía hispanoamericana que publicara Leopoldo Panero entre 1944 y 1945 bajo protección gubernamental. Para ello se parte de la particular biografía del escritor astorgano, su relación en los años treinta con los poetas hispanoamericanos –especialmente Vallejo y Neruda– y su gira por América ya como supuesto prohombre del régimen franquista en 1949 y 1954. La lectura sistemática de sus prólogos y selección de poetas revela la particular visión de Panero sobre Hispanoamérica, mediatizada por el concepto imperial de Falange pero formulada bajo su propia visión de lo que la lírica americana representa para la lengua castellana. Se sostiene así en estas líneas la tesis de que los postulados de Panero representan, a pesar de todo, una opción mucho más compleja de lo que se suele considerar.
Johnny Lydon, el músico y cantante del grupo punk Sex Pistols, ha dicho que "la ira es una forma de energía"; y si para Lydon, nada fue sagrado, tampoco lo fue para Leopoldo María Panero. Desde el principio, Panero logró ensamblar su rebelión vital (en contra de la triangulación de Edipo, y de la "santísima familia" burguesa) con su rebeldía poética. Por lo tanto, su an(arquía) es más existencial que política. La traducción de El Anti Edipo al castellano (por Paco Monge) le dio la oportunidad de explorar la teoría esquizoanalítica de Gilles Deleuze y Félix Guattari, y adaptarla tanto a su vida como a su obra. Este ensayo, entonces, emprenderá un planteamiento esquizoanalítico de Panero, tomando en cuenta la ira/"ira" como formas de energía fisiológica y "performativa" para entender la poética de Panero. ; Johnny Lydon, the musician and singer of the punk group, Sex Pistols, has said that "anger is an energy"; and just as nothing was sacred for Lydon, neither was it for Leopoldo María Panero. From the beginning Panero managed to connect his existential rebellion (against the triangulation of Oedipus, and the "sacred" bourgeois family) to his poetic rebellion. As such, then, his an(archy) is more existential than it is political. The translation of El Anti Edipo into Spanish (by Paco Monge), gave him the opportunity to explore the schizoanalytic theory of Gilles Deleuze and Félix Guattari, and apply it as much to his life as to his work. This essay, then, will undertake a schizoanalytic approach to Panero, while considering anger/"anger" as both physiological and "performative" forms of energy in order to understand Panero's poetics.
This essay analyzes the role of Leopoldo María Panero in thenovel 2666 by Roberto Bolaño. As a public figure, Panero also circulates incinema (El desencanto), in the written press and on television. The mediatizedimage of Panero dialogs with notions of mauditism in recent poetry, with thetransition to democracy in Spain and the role of poetry in the Era of Information.It is an image that both affirms the commercialization of artistic «authenticity» andalso calls it into question. ; Este trabajo analiza el papel de Leopoldo María Panero en lanovela 2666 de Roberto Bolaño. Como figura pública, la imagen de Panero tambiéncircula en cine (El desencanto), en la prensa escrita y en la televisión. Laimagen mediatizada de Panero forma un nexo complejo con la imagen literariaque crea Bolaño en 2666. Esta imagen dialoga con nociones del malditismo enla poesía reciente, la transición a la democracia en España y el papel de la poesíaen la era de la información. Es una imagen que afirma la comercialización de la«autenticidad» artística en el contexto de la globalización al mismo tiempo quela cuestiona.
Leopoldo María Panero's poetry is set as a constant claiming of transgression in every order, from Moral to Epistemological. In the following lines we will study one particular transgression. We are speaking about heresy, as an image of the subversion of institutionalized knowledge, in Panero's work. For this we drew three main lines, the most remarkable in Panero's texts. The first one deals with the Gnostic heresy, which has its splendor in the first centuries of Christianity; after that Millenarianism will be studied; finally, we will see the huge treatment that witchcraft receives in Panero's poetry. ; La poesía de Leopoldo María Panero es una constante reivindicación de la transgresión en todos los órdenes, desde lo moral hasta lo epistemológico. Las siguientes líneas tienen como objeto el estudio de una de esas transgresiones. Se trata de la importancia capital que tiene en su poesía la herejía. Esta herejía es presentada en la obra paneriana como imagen de la subversión del saber institucionalizado. Para ello, para su estudio, hemos trazado tres líneas principales, que son las más remarcables en los textos de Panero. La primera trata sobre la herejía gnóstica, que tiene su apogeo en los primeros siglos del cristianismo; tras ello estudiaremos el uso que hace el poeta madrileño de las tendencias milenaristas; por último, veremos el amplio tratamiento que la poesía de Panero hace de la brujería.
En el siguiente artículo se estudia el impacto que los narcóticos tienen en la poesía española de la transición: Con que tradición se entronca la escritura de la droga en la poesía moderna, cómo se manifiesta y qué significa, esto es, de qué manera se convierte la expresión del narcótico en el lenguaje poético de la transición en símbolo de rebeldía y transgresión.In this article is studied the impact that narcotics have in the Spanish poetry of the Transition to democracy: In which tradition of the poetry of Modernity could be included, how it appears and what it means, that is, to what extent is the expression of narcotics in the poetic language of the Transition a symbol of rebelliousness and transgression.
La compilación de ensayos Un discurso republicano. Ensayos sobre poesía recoge una selección de incursiones críticas del autor español Miguel Casado en distintas áreas del quehacer poético. Partiendo de la afirmación de que la poesía consiste en un acto de reflexión con sentido político que se pronuncia sobre lo que se piensa o siente, libre y autosuficiente, Casado nos invita a viajar con él a través de sus lecturas de Antonio Machado, Luigi Nono, Roberto Bolaño, César Vallejo, Paul Celan, Leopoldo María Panero, Mahmud Darwish, Bernard Noël y Francis Ponge. Asimismo, el libro incluye algunas disertaciones sobre la labor del crítico de poesía que, como confirma la presente reseña, hacen del volumen una lupa para un acercamiento a la poesía moderna. ; The compilation of essays A republican speech. Essays on poetry brings together a selection of critical approaches to poetry and poetics written by the Spanish author Miguel Casado. The claim that poetry consists of an act of reflection with a political sense, that freely manifests what it is thought or felt, sets the starting point for a travel across his readings: Antonio Machado, Luigi Nono, Roberto Bolaño, César Vallejo, Paul Celan, Leopoldo María Panero, Mahmud Darwish, Bernard Noël and Francis Ponge. This book also tries to expand some aspects of literary theory that make the volume an instrument for an understanding of modern poetry, as the present review confirms.
This paper analyzes the representations of new masculinities and dissident identities in poetic texts written in Spanish in the 20th and 21st centuries, from Luis Cernuda to Ángelo Néstore, including Porfirio Barba-Jacob, Federico García Lorca, Leopoldo M.ª Panero and Ana Rossetti as representative authors of what has come to be considered queer literature. In this current, issues about the construction of the subject, corporeality, sex, categories and cultural institutions of the patriarchal and binary system are recognized and problematized. To this end, this study employs the methodological synergy of queer studies with literary criticism in order to expose and evaluate the literary manifestations of abject bodies in the Hispanic context.
112 páginas ; La Bienal Hispanoamericana de Arte nació en España al mediar el siglo XX con la intención de superar el cerrado ambiente artístico-cultural de los años cuarenta, instalándose entre las intenciones aperturistas de la nueva década y vinculándose a la política de la Hispanidad, que a la par hizo de ellas un instrumento prestigiador y de penetración de los intereses de la política exterior española. Las ediciones de este certamen internacional fueron organizadas por el Instituto de Cultura Hispánica en acuerdo con el Ministerio de Asuntos Exteriores, proyectándolo hacia el exterior con un planteamiento e intencionalidad de mayor carga diplomática y política que artística. Llegaron a celebrarse tres ediciones: la Primera -sin duda la más trascendente- fue celebrada en Madrid entre los meses de octubre de 1951 y febrero de 1952, con una prolongación antológica en Barcelona entre marzo y abril del último año; la Segunda, al asentar los Estatutos la posibilidad de alternar las ediciones en España y otros países, se llevó a La Habana, aunque -como ilustrativo avance del tipo de reacciones y problemas que encontrarían los intentos de realizarlas en el extranjero- sufrió grandes oposiciones y retrasos hasta que finalmente se celebró entre mayo y septiembre de 1954, siendo luego seguida de varias exposiciones antológicas presentadas en diferentes países americanos; finalmente, la Tercera, regresó a España, realizándose en Barcelona entre septiembre de 1955 y enero de 1956, sucediéndole una exposición antológica en Ginebra. A estas tres ediciones siguieron -haciendo depender su realización cada vez más del abrigo de las políticas latinoamericanas- dos importantes proyectos de celebrar la Cuarta Bienal Hispanoamericana: un primero que, entre 1956 y 1958, se propuso organizarla en Caracas, aunque la caída del presidente Marcos Pérez Jiménez y la hostilidad del mundo artístico venezolano lo impidieran, y un segundo que, entre 1958 y 1960 y uniendo su patrocinio a las reuniones de la Organización de Estados Americanos (OEA), se propuso celebrarla en Quito. Ambos proyectos, pese al apoyo presidencial del primero y a lo avanzado que llegó a estar el segundo, finalmente resultaron fracasados e hicieron precipitar la muerte de estas tempestuosas Bienales Hispanoamericanas y su Secretaría Permanente, dirigidas por el poeta Leopoldo Panero hasta su muerte (1962), aunque en realidad, más que de un final del certamen, ha de hablarse de transformación y adaptación de tan útil herramienta a la nueva situación e intereses de los años sesenta. De este modo, a lo que se asistió en mayo de 1963 con la inauguración por el Instituto de la exposición "Arte de América y España" en Madrid (desde donde pasaría a Barcelona y otras ciudades europeas y españolas: Lisboa, Berlín, Nápoles, Roma, Berna, Salamanca, Sevilla, Valencia, San Sebastián y Bilbao), más que a la muerte aquellas politizadas Bienales, fue al remozamiento y puesta al día de este útil instrumento de uso y apoyo político. Con todo, aquel certamen de 1963, que en lo artístico significó para España el inicio de un nuevo momento, mostró así no sólo el final de algunos de los viejos criterios y orientaciones de las ediciones de la Bienal Hispanoamericana, sino también el giro actualizador producido en una importante vía de actuación de la política artística española: esa dirección hispanoamericanista que, ahora, comenzará a conceder mayor importancia a su adscripción en lo internacional mediante su incidencia en los escenarios europeos. ; Peer reviewed
José Romero Escassi mostró desde su más tierna infancia una inquietud artística que chocaba con su ambiente familiar y social, en el que no tenía ningún referente. Sus primeros años transcurren entre su pueblo de nacimiento, El Coronil, y Marchena, pueblo sevillano donde se traslada su familia unos años más tarde. Es en el colegio de los Jesuitas El Puerto de Santa María, donde permanece dos años interno, cuando empieza a despertarse en él una curiosidad por todo lo que le rodea, curiosidad que se mantendrá durante toda su vida y que es un rasgo fundamental de su carácter. Más tarde realiza sus estudios de bachillerato en Córdoba y se traslada con su familia a Sevilla en 1935. Allí comienza la carrera de Medicina, que termina muchos años después en Granada tras el paréntesis de la Guerra Civil, siendo alumno interno de la cátedra de anatomía patológica médica del profesor Pedro Rodrigo Sabalete. Sin embargo, su actividad docente no se limita al estudio de esa carrera. La inclinación y el interés que ya mostraba por todos los aspectos artísticos y culturales de vanguardia, le llevan a asistir como libre oyente a las clases de Historia del Arte que impartía Francisco Murillo en la Universidad hispalense, que fue quien realmente le abrió los ojos a todos los movimientos artísticos. Pero también acude en la misma universidad sevillana a escuchar las lecciones magistrales que imparte el poeta de la Generación del 27 Jorge Guillén, que le introduce en la literatura contemporánea e inician una buena amistad. Gracias a él entra en contacto con el ambiente literario de la ciudad y con los jóvenes poetas de vanguardia que forman el grupo Mediodía, y que entonces destacaban en la ciudad: Eduardo Llosent, Adriano del Valle, Joaquín Romero Murube, Juan Sierra y Pablo Sebastián, entre otros. Su amistad con el pintor Antonio Abelardo y sus primeras incursiones profesionales pintando carteles e ilustrando artículos en las revistas culturales más destacadas en esos años, previos a la Guerra Civil española, le plantean serias dudas entre sus dos vocaciones, la médica y la artística. Es también en estos momentos cuando conoce al pintor José Caballero, una relación que fue decisiva para dar el paso definitivo en su carrera artística, al colaborar con él en la creación de figurines y escenografías teatrales. Caballero, que había sido discípulo del admirado Daniel Vázquez Díaz, le animó con entusiasmo y cordialidad a decantarse por una exclusiva dedicación al arte. Como para tantos jóvenes de su generación, todo se trunca al estallar la Guerra Civil en 1936, y la contienda marca un sesgo en su vida. También supone la pérdida de todo el esplendor cultural que había configurado su personalidad y sus inquietudes. Tras unos primeros meses combatiendo en el frente y su paso por el Hospital Militar, que se establece en el Hospital de las Cinco Llagas de Sevilla, se abre una puerta a la esperanza cuando Dionisio Ridruejo lo reclama, en 1938, para que pase a formar parte, junto a José Caballero, del Departamento de Plástica que crea el Servicio de Prensa y Propaganda del Gobierno Provisional del bando nacional, instalado en Burgos. Se inicia otra de las facetas que mantendrá durante toda su vida, la de dinamizador cultural desde los diferentes puestos que ocupa en la administración. Es entonces cuando cultiva sus amistades más valiosas y duraderas: Pedro Laín Entralgo, Luis Rosales, Luis Felipe Vivanco y el propio Ridruejo. Terminada la guerra civil, en 1939, se instala en Madrid, donde participa de muchos de los acontecimientos culturales que comienzan a renovar y a humanizar la vida cotidiana madrileña en los duros momentos de la postguerra. Asiste a alguna de las tertulias literarias, como la que crea Manuel Machado en 1940 con el nombre de Musa Musae y en la que José Romero Escassi incluso realiza e ilustra los carnets de los socios, entre los que estaban Eugenio D'Ors, Gerardo Diego, Regino Sainz de la Maza, Ignacio Zuloaga, Sebastián Miranda, Federico Sopeña y otros muchos artistas e intelectuales de significada personalidad, guiados de alguna manera por José María de Cossío. Con Manuel Machado entabló una relación personal que sería inolvidable para él, e incluso le ilustró algunos de sus libros. Su obra plástica empieza a ser seleccionada para algunas exposiciones. En 1940 participa en el Salón de los Once, una iniciativa de Eugenio D'Ors, y en 1946 en la que se inaugura en la galería Buchholz de Madrid bajo en nombre de "Facetas del Arte Moderno Español", donde sus obras se exponen junto al de grandes nombres del arte del momento, como Daniel Vázquez Díaz, una de las figuras indiscutibles del momento. A pesar de ello continúa sus estudios de Medicina, que concluye en 1946, aunque su trayectoria profesional se inclina ya definitivamente por el arte. En 1950, gracias a una beca concedida por la Dirección General de Instituciones Culturales, reside durante dos años en la Ciudad Universitaria de París. Es entonces cuando conoce y cultiva la amistad con Pablo Picasso y con muchos artistas de distintas disciplinas, como el músico Narciso Yepes. En 1961 la Fundación Juan March le otorga otra beca para estudiar los murales y mosaicos de las ciudades italianas de Ravena y Venecia, disciplinas que le interesaban muchísimo a José Romero Escassi y que trabajó en muchas ocasiones. Muchos de sus mosaicos, murales o vidrieras aún se conservan en lugares públicos o privados de toda la geografía española, como en Madrid, Jerez, Sevilla o La Coruña. En 1950 realiza los murales del Colegio de España de la Ciudad Universitaria de París, y en 1953 se inaugura el que pintó junto a José Caballero para decorar la sede madrileña del NO-DO. También pinta uno para las oficinas de la Lotería Nacional en Madrid. En 1956 realiza las vidrieras de la Universidad Laboral de Córdoba, en 1960 las de la Iglesia del colegio sevillano de los Sagrados Corazones y en 1968 se inaugura el de las RRMM Irlandesas de Sevilla. Sin embargo, su faceta más prolífica fue en el campo de la ilustración de libros, para los más importantes escritores de la época: Ángeles de Compostela de Gerardo Diego (1940), Retablo Sacro del Nacimiento del Señor de Luis Rosales (1940), La Doncella y el Río de Dionisio Ridruejo (1643), Juegos de Agua de Dulce María Loynaz (1947), Antología Poética de Agustín de Foxá (1948), Tierra y Canción de Joaquín Romero Murube (1948), Moguer de Juan Ramón Jiménez (1958), Cuaderno de Soria de Gaspar Gómez de la Serna (1959), Centro de Luz de Miguel Hernández (1958) y La Muerte, un ensayo de Sebastián García Díaz (1981), son los ejemplos más destacados de la amplia lista de libros que ilustró a lo largo de su vida. También colaboró ilustrando en las más importantes revistas culturales, como Vértice, Revista de Occidente, Clavileño, Cuadernos Hispanoamericanos, La Gaceta Literaria o Mundo Hispánico, y periódicos como el Abc publicaron en sus páginas ilustraciones de José Romero Escassi con frecuencia. En el plano narrativo, también publicó artículos escritos por él sobre temas diversos en Abc, Correo de Andalucía, Diario 16, Revista de Occidente, Clavileño y Cuadernos Hispanoamericanos, entre otros. Publicó asimismo varias monografías, como la del Grabado Español, de 1964, o la que escribió sobre el escultor Ángel Ferrant en 1973. Impartió numerosas conferencias por todo el mundo, la mayoría sobre Pablo Picasso, al que admiraba. José Romero Escassi ejerció la docencia, ganando por oposición en 1960 la cátedra de Anatomía Artística de la Escuela Superior de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla, aunque no se incorporó hasta 1975. Durante el año 1968 ejerció como Profesor encargado de curso en la asignatura "Estética y Teoría del Arte Contemporáneo" de la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid. No sólo fue un artista excepcional, sino que ocupó durante toda su vida cargos de importancia, y desde ellos contribuyó en gran parte a la introducción del arte de vanguardia desde la postguerra hasta su muerte en 1994. Su fuerte personalidad le hizo participar en todo lo que le resultaba atractivo, e implicarse en actuaciones que ayudaron a fomentar el arte de vanguardia, bien como comisario de exposiciones y bienales de arte, cuando fue nombrado Comisario General de Exposiciones de la Dirección General de Bellas Artes en 1974, o bien desde su efímero puesto como Director del Museo de Arte Contemporáneo de Madrid durante el mismo año. También, de 1982 a 1985, fue director de la Residencia de pintores de Segovia. En 1964 recibió la encomienda de la Orden al Mérito Civil. Ingresó en 1987 como miembro de la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla y desde 1983 del Consejo Asesor de las Artes Plásticas del Ministerio de Cultura. Quizás esta polivalencia en sus inquietudes haya motivado que su nombre no haya sido más conocido y que su labor, en muchos casos, pasara desapercibida incluso para muchos artistas, que desconocen que José Romero Escassi abrió camino al arte de vanguardia en España en una época tan difícil como la postguerra y el franquismo. Este trabajo pretende paliar esta carencia recuperando su obra plástica, integrándola estrechamente con episodios de su vida y con las personalidades de las que supo rodearse y que conformaron su trayectoria humana y creativa, personalidades de facetas muy dispares, como los pintores Pablo Picasso, Daniel Vázquez Díaz, José Caballero o Benjamín Palencia, el músico Narciso Yepes o los múltiples escritores con los que colaboró ilustrando sus libros, como los ya mencionados Luis Rosales, Leopoldo Panero, Camilo José Cela, Gerardo Diego, Romero Murube, Manuel Machado o Jorge Guillén.